A la intemperie se encuentran cientos de personas damnificadas de sectores de la Rivera Hernández, la Planeta y Chamelecón que se refugian en los puentes del bulevar del sur y el puente del bulevar del este y la 27 calle.
“¡Tenemos hambre!”, claman más de 300 personas que aseguran no recibir ayudas de la alcaldía ni demás instituciones que dan seguridad ciudadana.
En un recorrido que hizo un equipo de LA PRENSA por ambos puentes para dar a conocer la situación de las víctimas de a Eta, muchos refugiados expresaron entre lágrimas que “los verdaderos damnificados” no reciben los beneficios que algunos voluntarios individuales donan, ya que hay cientos de personas que llegan durante el día para recibir comida o ropa y en la noche se van a sus casas.
El lente de LA PRENSA captó a unas 60 personas en la noche debajo del puente a desnivel en el bulevar del sur, en Chamelecón, que no tienen donde vivir porque perdieron todo por las fuerzas de las aguas del río Chamelecón, pero en el día había más. También urge que todos los días haya cuadrillas para limpiar la suciedad.
Adaneli Hernández
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Colonia La Playita: Adaneli Hernández
“Yo he quedado muy mal de salud después de las inundaciones. Mi familia y yo salimos de la casa el miércoles y no logramos sacar nada. Me dan ganas de llorar al recordar ese momento en que mi sobrino me sacó chineada de mi casa, pues por mi condición física no podía correr. Ya el agua les llegaba a las rodillas cuando me subió al carro y mis hijas quedaron en la casa, pero en ese momento yo me descontrolé al pensar que mis muchachitas se me iban a ahogar. Somos 10 personas en la familia que estamos albergados en este puente. De las pocas ocasiones que nos hemos beneficiado con las donaciones que nos dan algunos miembros de iglesias han sido comidas como baleadas, tamales, pero algunas veces solo logramos hacer un tiempo de comida porque estoy en la orilla del puente y no puedo ni correr. Además no hay un orden para las entregas, a las mujeres de la tercera edad nos empujan”. Jimena Patón.
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Colonia Chamelecón: Jimena Patón
“Yo soy una mujer embarazada, de 26 años y tengo tres hijos más, mi esposo estaba trabajando cuando nos avisaron que el agua estaba subiendo el miércoles -5 de noviembre a las 9:00 pm. Si no hubiera sido por mi cuñada me ahogo. Ella me sacó lo más rápido que pudo y mis niños iban corriendo adelante. No logramos sacar ni un tan solo trapo y estamos refugiados debajo del puente con la esperanza de que alguien nos brinde una mudada. Aunque hay algunos voluntarios que han venido a regalar ropa no hemos podido recibir nada porque otra gente de colonias cercanas al puente, que no están damnificadas, vienen solo para llevarse las donaciones y en las noches se van. Aquí vivimos a la intemperie, pero gracias a Dios una muchacha que vive aquí cerca me ha dado permiso para bañarme en su casa y todos los que estamos en este puente hacemos nuestras necesidades fisiológicas en el monte”. Karen Rodríguez.
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Colonia Morales: Karen Rodríguez
“El río tapó todo mi hogar, humildemente vivo en una casa cubierta de nailon, madera y láminas zinc, somos siete personas en la familia y la niña más pequeña tiene 17 días de nacida. Nunca he tenido un solar, hemos vivido a la orilla del bordo. En estos diez días dormimos con unos trapos ordenados en el suelo que nos han regalado. La estadía en este lugar me ha llenado de mucha ira al ver que otras personas solo vienen para llevarse las donaciones y se van. Estoy dispuesta a representar a los damnificados de este puente para que las ayudas lleguen a manos correctas. Aquí hay personas que no han perdido nada, que tienen sus cosas y comida cuando quieren, pero aprovechan que gente de buen corazón viene a donar comida, ropa, colchonetas y se llevan todo. Realmente estamos viviendo a la ley del más fuerte y solo unos pocos damnificados han podido ser beneficiados”. Reina Gómez.
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Colonia Canaán: Reina Gómez
“Nosotros salimos de inmediato cuando nos avisaron que se estaba llenando a las 5:00 am y en la carrera un hombre que también estaba evacuando me atropelló con su carro, debido a eso he quedado con fiebre y la inflamación en mi pie, confío en Dios que no estoy quebrada de mi hueso. Yo perdí todo, no pude sacar dinero, no puedo ir a un hospital y en los centros de salud piden la cédula para atender, pero tampoco logré sacar mis papeles. Para el Mitch vivíamos en Sulaco, Yoro, y no vivimos esta tragedia, y si yo hubiera sabido que esta colonia se llenaba no hubiera vivido ahí.Tenía una pulpería hace cuatro años, también teníamos 16 cerdos, pero se ahogaron. Pedimos al Gobierno y a la gente de buen corazón que a todos nos ubiquen en un lugar donde podamos estar estables. La ropa uno la recupera poco a poco, pero urge un espacio donde podamos estar a salvo con nuestros hijos”. Heidy Nájera.
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