San Pedro Sula, Honduras.
Monseñor Ángel Garachana bendijo los ramos recordando con devoción aquella entrada salvadora de Jesús a Jerusalén hace más de dos mil años, y pidiendo seguir al Señor para participar de su cruz y de esa forma tener también parte en su resurrección y en la plenitud de la vida eterna.
Fe en Jesús. El obispo recordó que “aunque no estemos en Jerusalén y los que quieren celebrar la Semana Santa, no los que quieren celebrar otras cosas, nos reunimos para escenificar aquella entrada de Jesús en Jerusalén, pero no como quien hace teatro sino como quien la vive con amor al Señor”.
Los más de 35 grados de temperatura no fueron impedimento para que los sampedranos participaran masivamente en las actividades del Domingo de Ramos.
En todas las parroquias de la diócesis de San Pedro Sula se realizaron las procesiones para revivir la entrada de Jesús a Jerusalén.
En el centro de la ciudad, Chamelecón, Medina, Barandillas, Tara, Rivera Hernández, en la montaña de El Merendón, el municipio de Choloma y en todos los rincones de la diócesis, los fieles proclamaron su fe y los presbíteros enviaron en sus homilías mensajes de reconciliación, esperanza y amor al prójimo. Los feligreses iniciaron la Semana Santa con fe y entonando cantos y elevando plegarias.
Miles recorren las calles por tradición de generaciones; además, con la convicción de que la oración es la única arma para lograr que el país esté en paz y se termine el odio y el resentimiento.
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“Es el momento oportuno para orar por todos nosotros y recordar todo lo que nuestro Señor hizo por nosotros”, dice Ramón Méndez, de la colonia Smith.
| Mensaje. La procesión principal en la Capital Industrial recorrió la tradicional ruta saliendo del instituto María Auxiliadora hasta la primera calle con destino a la catedral San Pedro Apóstol, donde se realizó la eucaristía.
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Con la solemnidad que representa, el prelado bendijo las palmas: “Dios todopoderoso y eterno santifica con tu bendición estos ramos para que quienes acompañamos jubilosos a Cristo Rey podamos llegar por Él a la Jerusalén del cielo, el que vive y reina por los siglos de los siglos, amén”.
Posteriormente leyeron el evangelio de San Lucas que recuerda la entrada de Jesús a la ciudad dorada.
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“En las procesiones vamos a expresar nuestra fe en Jesús de Nazaret como Señor, como Mesías, como Cristo, como hijo de Dios, como Salvador y vamos a proclamar esa fe en Jesucristo y la vamos a proclamar no encerrados en nuestras casas, sino por nuestras calles de San Pedro Sula”, indicó monseñor.
Recordó que la fe se proclama desde esas calles donde transcurre la vida diaria, calles donde vamos al trabajo, a la casa, donde hay sangre derramada y donde hay tantas esperanzas.
Para Garachana, la fe se proclama públicamente, “no encerrados porque la fe es personal, es eclesial, es pública y de esa manera testimoniamos en nuestros ambientes porque queremos que esa fe transforme los corazones y también la sociedad entera”.
