Organizaciones que reciben fondos del gobierno de Estados Unidos están a la expectativa sobre lo que sucederá en los próximos tres meses, pues no saben si sus proyectos se paralizarán de forma temporal o definitiva.
El 20 de enero, en su primer día como presidente, Donald Trump ordenó suspender temporalmente todos los programas para la asistencia extranjera por 90 días, con el propósito de ser examinados y ver si están alineados a los objetivos de esa nación.
Esta ayuda del gobierno de Estados Unidos, muchas veces silenciosa, impacta directamente en que miles de niños tengan acceso a una merienda escolar completa, que no solo sea arroz y frijoles, a mejorar los sistemas de agricultura en el campo, en la justicia y en seguridad nacional.
Trump dice que existen recursos que se destinan a países con valores opuestos a los estadounidenses.
Datos del portal Asistencia Exterior de Estados Unidos indican que entre 2017 y 2024, ese país desembolsó más de 1,272 millones de dólares a Honduras.
La mayor asistencia se dio en 2023 con 210.5 millones de dólares, seguida de 2024 con 184 millones. La mayoría de los fondos fueron ejecutados por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) con más de 141 millones de dólares en 2024.
El resto se distribuyó entre el Departamento de Estado, el Departamento de Agricultura, la Fundación Interamericana y el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Desde 1972, la Fundación Interamericana ha donado 55.4 millones de dólares a organizaciones locales en Honduras.
Según la organización, a pesar de su ingenio y de sus sólidas redes comunitarias, los hondureños se enfrentan a altas tasas de desempleo, violencia e inseguridad, desastres naturales y vulnerabilidad climática.
También cargan con problemas de corrupción gubernamental y gobernanza, por ello han invertido en apoyar organizaciones locales en Honduras que crean oportunidades económicas, reducen la inseguridad alimentaria y aumentan la participación ciudadana.
Justamente, el sector gobernanza es el que más absorbió la ayuda de Estados Unidos para Honduras en el año fiscal 2024, con el 41.49% de los recursos. Le siguen agricultura (14.78%), otros sectores (13.38%) y educación (11.24%). En menor cantidad se destinó asistencia en costos administrativos, crecimiento económico, salud y población; asistencia humanitaria, infraestructura y asistencia en materia de productos básicos.
En 2024, la mayor parte de los fondos se destinaron a programas de descentralización y apoyo a gobiernos subnacionales, con más de 771 millones de lempiras. También se invirtió en política agrícola, gestión administrativa, ayuda multisectorial, desarrollo jurídico y judicial, construcción de paz civil, prevención y resolución de conflictos, educación primaria y secundaria, biodiversidad, alimentación escolar, lucha contra el crimen organizado, instituciones anticorrupción, control de enfermedades y elecciones.
Maribel Espinoza, diputada y precandidata presidencial, cuestionó que “salir diciendo que la suspensión de ayuda de los programas de Estados Unidos por 90 días solo perjudicaban a oenegés, es una estupidez humana”.
Refirió que Estados Unidos colabora en agricultura, en sistema de justicia y salud, así como en muchos programas.
“No es como el gobierno dice, que solo es para entidades como la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) y Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) los que van a sufrir”.
Reacción
Gerardo Torres, viceministro de la Secretaría de Relaciones Exteriores, declaró que la cancelación de la asistencia norteamericana aún no es oficial, solo un anuncio.
Reconoció que, de concretarse, afectará proyectos del Estado y oenegés financiados por Usaid. Sin embargo, el Estado tiene posibilidades de sostener esos proyectos sin cooperación, aunque para las oenegés sería un impacto muy duro.
Torres expresó que la meta es mantener y aumentar la cooperación con Estados Unidos.
