La tranquilidad no regresa a las barras del Motagua y de Cuyamel desde el 28 de mayo pasado cuando el terremoto sacudió los poblados ubicados cerca de una de las riquezas de mangle más grandes del país.
Las 70 familias que viven en las dos aldeas son testigo de cómo el mar se ha llevado 250 metros de playa y sus casas están bajo al mismo nivel.
Lo mismo ha ocurrido con sus cultivos, han desaparecido y se avecina una terrible hambruna en estas localidades donde se llega sólo en lancha.
Y como si eso fuera poco, una de las grandes riquezas, los manglares, están desapareciendo en la zona y lo que generó aún más la alarma es que “gente en carros del Estado” llegaron a medir lo que queda de la zona, propuesta para ser zona de reserva, descombraron y hasta colocaron mojones para vender la tierra a personas “encopetadas”, según denunciaron los mismos pobladores.
Según los biólogos si los manglares estuvieran en perfecto estado sirvieran como pared a las dos comunidades y no enfrentaran la zozobra que están viviendo las 70 familias.
La situación que viven las familias los llevó a poner en alerta a los encargados de la Unidad Municipal Ambiental en Omoa, éstos canalizaron la denuncia con la Fiscalía del Medio Ambiente quienes junto al personal del Instituto de Conservación Forestal, visitaron el lugar para inspeccionarlo y conocer el daño ambiental.
El coordinador de áreas protegidas de la región noroccidental del ICF, Alex Vallejo, explicó que la inspección se realizó porque se estaba registrando un descombro en los manglares de Omoa que colindan en la frontera con Guatemala. “Ésa es una área protegida propuesta por el instituto y que está actualmente dentro del sistema nacional de áreas protegidas que llenan una Reserva biológica Barras del Río Motagua” .
El biólogo detalló que en la inspección se constató que hay varios daños, algunas consecuencias originadas por las corrientes marinas, el depósito del mar hacia tierra adentro, descombro y una posible apropiación del área pero no se sabe con qué fines.
El jefe de la Unidad Municipal Ambiental, Gustavo Cabrera, explica que hay personas que están afectando la zona de manglar y los pobladores aseguran que “gente de alto poder” está invadiendo y descombrando la zona. El biólogo explicó que lo más preocupante es que durante el terremoto del 28 de mayo la tierra se bajó y la comunidad quedó debajo el nivel del mar y sin la protección de los manglares las comunidades pueden desaparecer. “Es un desastre ambiental”, dijo.
Inicia investigación
El fiscal del ambiente Juan Antonio Carballo detalló que se observó corte de mangle, pero lo más grave es la afectación por las corrientes marinas en el área de la laguna y eso está provocando pérdida de mangle.
El fiscal manifestó que se tiene conocimiento de que alguien en un carro del Estado llegó a la zona a vender parte del manglar. “Se harán las investigaciones para saber qué es lo que sucede con esas tierras que son propuestas para zona de reserva”. El fiscal corroboró que la zona está delimitada por lo que se tiene que comprobar si fue vendido el lugar y parar la destrucción.
Más de 500 especies en peligro
La Ley Forestal especifica que las áreas consideradas humedales, manglares o zonas inundadas o que están bajo la influencia de marea son consideradas como áreas forestales por lo tanto no son sujetas a titulación o dominio pleno.
El paisaje marino y terrestre protegido e inspeccionado por las autoridades se localiza en el extremo noroeste de la costa Caribe, tiene una superficie de 83,893 hectáreas de las cuales 30,396 corresponden a la parte marina y 53,497 la terrestre. Según el Estudio sobre diversidad biológica de Honduras allí hay una alta diversidad biológica en función de la gran gama de ecosistemas de la Sierra de Omoa, los humedales del Valle de Cuyamel, y las formaciones arrecifales y campos de pastos marinos de las bahías de Omoa y Puerto Cortés.
Se ha identificado al menos 20 macroecosistemas acuáticos y terrestres, 239 especies reportadas de vertebrados terrestres y de agua dulce, y 291 especies marinas.