Tegucigalpa, Honduras.
Alarmante y dramática es la realidad que enfrentan los hospitales capitalinos con tanto enfermo por chikungunya y dengue.
Las imágenes son dramáticas y solo demuestran los estragos que causan los virus del dengue y el chikungunya en la población hondureña.
En un recorrido por los principales hospitales de la ciudad se aprecia que la situación es alarmante.
Las salas están desbordadas. Los pacientes llegan cada hora en busca de atención médica para aliviar sus males.
Solo en el Hospital Escuela se atiende a 60 personas a diario, de las que más de la mitad son menores de edad y ancianos. De momento, el principal problema radica en la falta de espacio en los centros de salud y clínicas clíper de la capital. Es debido a la incapacidad de estos centros que la mayoría de las víctimas del zancudo Aedes aegypti son remitidas al Hospital Escuela.
Pero en este centro la realidad es igual o peor a la que se vive en los centros de salud.
No hay espacio para atender a tanto hondureño afectado por esta enfermedad, que provoca severos dolores en el cuerpo, náuseas, vómitos, entre otros. Solo en una semana se abrieron dos salas con capacidad para 20 cupos cada una.
Alarmante y dramática es la realidad que enfrentan los hospitales capitalinos con tanto enfermo por chikungunya y dengue.
Las imágenes son dramáticas y solo demuestran los estragos que causan los virus del dengue y el chikungunya en la población hondureña.
En un recorrido por los principales hospitales de la ciudad se aprecia que la situación es alarmante.
Las salas están desbordadas. Los pacientes llegan cada hora en busca de atención médica para aliviar sus males.
Solo en el Hospital Escuela se atiende a 60 personas a diario, de las que más de la mitad son menores de edad y ancianos. De momento, el principal problema radica en la falta de espacio en los centros de salud y clínicas clíper de la capital. Es debido a la incapacidad de estos centros que la mayoría de las víctimas del zancudo Aedes aegypti son remitidas al Hospital Escuela.
Pero en este centro la realidad es igual o peor a la que se vive en los centros de salud.
No hay espacio para atender a tanto hondureño afectado por esta enfermedad, que provoca severos dolores en el cuerpo, náuseas, vómitos, entre otros. Solo en una semana se abrieron dos salas con capacidad para 20 cupos cada una.
