San Pedro Sula, Honduras.
El primer día que Eliseo Vallecillo Reyes fue a impartir clases al Instituto José Trinidad Reyes, los alumnos le hicieron una broma que, 42 años después, el expresidenciable recuerda con una sonrisa.
El joven profesor, quien estudiaba educación superior en el entonces Centro Universitario Regional del Norte, pidió a sus pupilos que anotaran sus nombres en una hoja de papel mientras llegaba la lista oficial.
Tremenda sorpresa se llevó cuando al pasar lista para confirmar que todos se hubiesen anotado, leyó un rosario de apodos divertidos encabezados por un tal “hamborga de a peso”, mientras los estudiantes se morían de la risa.
Algunos de esos colegiales y otros que desfilaron frente a su cátedra, ahora son destacados profesionales, empresarios y políticos que lo saludan con respeto.
“A veces me encuentro con personas que me dicen: yo fui alumno suyo y me gustaba cómo impartía la clase”, refirió el profesional jubilado.
Su participación en la política como candidato a la Presidencia por el movimiento Vamos, no le dejó un sabor amargo, pese a la poca cantidad de votos obtenidos. “Lo que no me gustó es que algunas personas preguntaran cuánto dinero me habían dado para que aceptara la candidatura”.
Sin embargo, no piensa claudicar todavía como político. Ya está manteniendo pláticas con dirigentes de otros partidos pequeños a fin de formar un solo frente que él encabezaría para lanzar una candidatura a la alcaldía sampedrana.
Fue un apasionado por la cultura desde que asistía a la escuela en la comunidad de San Nicolás, Santa Bárbara, donde pasó su infancia.
Era el primero en participar en cuanto acto cívico se llevaba a cabo en su centro escolar. “Los profesores me puyaban para que subiera al estrado a declamar o decir cualquier cosa, por eso en el pueblo me dicen Tribuna Libre”.
También se destacó por sus luchas revolucionarias en el Instituto La Independencia, de Santa Bárbara, donde se graduó como Bachiller. En 1973 fue detenido en una posta policial con otros compañeros porque armaron una huelga exigiendo la construcción de un edificio para su colegio.
No tuvo una vida holgada, “siempre andaba acabado”. En los 15 minutos de recreo salía al mercado, a dos cuadras, a comprar una mano de guineos maduros con solamente cinco centavos. Uno de sus entretenimientos era ir a ver practicar al conjunto musical Los Faraones que por ese tiempo estaba de moda.
El primer día que Eliseo Vallecillo Reyes fue a impartir clases al Instituto José Trinidad Reyes, los alumnos le hicieron una broma que, 42 años después, el expresidenciable recuerda con una sonrisa.
El joven profesor, quien estudiaba educación superior en el entonces Centro Universitario Regional del Norte, pidió a sus pupilos que anotaran sus nombres en una hoja de papel mientras llegaba la lista oficial.
Tremenda sorpresa se llevó cuando al pasar lista para confirmar que todos se hubiesen anotado, leyó un rosario de apodos divertidos encabezados por un tal “hamborga de a peso”, mientras los estudiantes se morían de la risa.
Algunos de esos colegiales y otros que desfilaron frente a su cátedra, ahora son destacados profesionales, empresarios y políticos que lo saludan con respeto.
| Está casado con Juana Aracely Murillo, con quien procreó tres hijos: Eliseo, Fernando y Sergio.
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Su participación en la política como candidato a la Presidencia por el movimiento Vamos, no le dejó un sabor amargo, pese a la poca cantidad de votos obtenidos. “Lo que no me gustó es que algunas personas preguntaran cuánto dinero me habían dado para que aceptara la candidatura”.
Sin embargo, no piensa claudicar todavía como político. Ya está manteniendo pláticas con dirigentes de otros partidos pequeños a fin de formar un solo frente que él encabezaría para lanzar una candidatura a la alcaldía sampedrana.
Fue un apasionado por la cultura desde que asistía a la escuela en la comunidad de San Nicolás, Santa Bárbara, donde pasó su infancia.
| Hace 15 años fue electo diputado del Congreso Nacional por el partido Demócracia Cristiano.
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También se destacó por sus luchas revolucionarias en el Instituto La Independencia, de Santa Bárbara, donde se graduó como Bachiller. En 1973 fue detenido en una posta policial con otros compañeros porque armaron una huelga exigiendo la construcción de un edificio para su colegio.
No tuvo una vida holgada, “siempre andaba acabado”. En los 15 minutos de recreo salía al mercado, a dos cuadras, a comprar una mano de guineos maduros con solamente cinco centavos. Uno de sus entretenimientos era ir a ver practicar al conjunto musical Los Faraones que por ese tiempo estaba de moda.
Vallecillo hubiese sido abogado, pero por la escasez de recursos, tuvo que abandonar sus estudios de derecho en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras para trasladarse a San Pedro Sula, donde estudió pedagogía.
Cree que como abogado también hubiese tenido éxito, especialmente en los juicios orales y públicos, porque se considera un buen orador.
Se mantiene activo escribiendo, visitando su comunidad de San Nicolás y disfrutando a Valentina, su primera nieta.
Está emocionado con su proyecto literario Centenarius, para celebrar en 1926, los cien años del Instituto José Trinidad Reyes.