Trujillo, Honduras.
El cauce que mantiene el río Aguán desde que fue desviado de su ruta natural hace casi una década sigue destruyendo propiedades y amenazando comunidades de Santa Rosa de Aguán y Trujillo, en el departamento de Colón.
El recorrido que mantiene el río Aguán por el sector conocido como La Burra amenaza con cortar el paso vehicular por la carretera CA-13.
Los cabezales de esta estructura son socavados por las corrientes de este caudal, cuya desviación fue provocada por la mano del hombre; encauzarlo a su vieja ruta le ha costado al Estado esfuerzos en vano por más de 90 millones de lempiras.
“Hay un peligro inminente que el río Aguán cada vez que crece labra mucho la carretera en la aproximación al puente de La Burra, si ese río se lleva la cabecera de la pavimentada, quedamos incomunicados, el río ya está pegando y urge se atienda”, advirtió Magdiel López, asistente ejecutivo de la Oficina Privada de Inversiones (OPI) en esta región.
No solo la carretera está en peligro, la amenaza es también a los cultivos de palma africana y arroz en el municipio de Santa Rosa de Aguán, que es el más afectado.
“Hay una preocupación constante por la amenaza de este río. Hemos querido hacer gaviones para proteger muchas propiedades que el río se las está llevando. Nos hemos reunido con muchas cooperativas y hay preocupación”, indicó Pablo Castro, alcalde de este municipio. Son unas 22 comunidades afectadas con el nuevo curso que mantiene el río Aguán desde 2007.
“Hemos hecho gestiones, pero no hemos tenido respuestas, y nos preocupa cada vez que llega la temporada lluviosa”, lamentó el jefe edilicio. En 2013, una empresa abandonó los trabajos de desviación del río a su viejo caudal.
El cauce que mantiene el río Aguán desde que fue desviado de su ruta natural hace casi una década sigue destruyendo propiedades y amenazando comunidades de Santa Rosa de Aguán y Trujillo, en el departamento de Colón.
El recorrido que mantiene el río Aguán por el sector conocido como La Burra amenaza con cortar el paso vehicular por la carretera CA-13.
Los cabezales de esta estructura son socavados por las corrientes de este caudal, cuya desviación fue provocada por la mano del hombre; encauzarlo a su vieja ruta le ha costado al Estado esfuerzos en vano por más de 90 millones de lempiras.
“Hay un peligro inminente que el río Aguán cada vez que crece labra mucho la carretera en la aproximación al puente de La Burra, si ese río se lleva la cabecera de la pavimentada, quedamos incomunicados, el río ya está pegando y urge se atienda”, advirtió Magdiel López, asistente ejecutivo de la Oficina Privada de Inversiones (OPI) en esta región.
No solo la carretera está en peligro, la amenaza es también a los cultivos de palma africana y arroz en el municipio de Santa Rosa de Aguán, que es el más afectado.
“Hay una preocupación constante por la amenaza de este río. Hemos querido hacer gaviones para proteger muchas propiedades que el río se las está llevando. Nos hemos reunido con muchas cooperativas y hay preocupación”, indicó Pablo Castro, alcalde de este municipio. Son unas 22 comunidades afectadas con el nuevo curso que mantiene el río Aguán desde 2007.
“Hemos hecho gestiones, pero no hemos tenido respuestas, y nos preocupa cada vez que llega la temporada lluviosa”, lamentó el jefe edilicio. En 2013, una empresa abandonó los trabajos de desviación del río a su viejo caudal.