Sucesos
Acceso con registro
Walther Alexander Ramos Rivera, alias Volantillo, movió toneladas de cocaína hasta llegar a las calles de Estados Unidos. Sus vínculos lo conectaban directamente con Sergio Neftalí Mejía Duarte.
Ayer lunes, el juez Robert N. Scola dictó sentencia al hondureño y sorprendió por su brevedad en comparación con la magnitud de los delitos.
Sergio Neftalí Mejía Duarte, considerado uno de los principales capos del narcotráfico en Honduras, fue sentenciado por la justicia de Estados Unidos en mayo de 2018 a cadena perpetua por liderar el transporte de decenas de miles de kilos de cocaína desde Colombia hacia Centroamérica, con destino final en el mercado estadounidense.
Ramos Rivera fue condenado a apenas cuatro años de prisión (48 meses) y tres años de libertad supervisada. La resolución también incluyó una multa de 30,000 dólares, un cargo especial de 100 dólares y el decomiso de parte de sus bienes.
El condenado, quien enfrenta el proceso en libertad, deberá entregarse a la Oficina de Prisiones el 12 de febrero de 2026.
Según documentos judiciales, entre 2006 y 2019, Ramos Rivera coordinó desde Honduras y Panamá la recepción de cargamentos marítimos de cocaína que llegaban desde Colombia.
Posteriormente, facilitaba su tránsito hacia México, donde cárteles locales lo introducían al mercado estadounidense. El esquema movilizó miles de kilos de droga y dejó ganancias millonarias.
En su natal Tocoa, Colón, era visto como un empresario pesquero. Sin embargo, informes antidrogas revelaban que utilizaba permisos de exportación para encubrir operaciones ilícitas. En 2019, la Fiscalía hondureña le aseguró unos 50 bienes inmuebles, afectando parte de su fortuna.
La caída llegó en enero de 2024, cuando agentes migratorios lo detuvieron en Tampa Bay, Florida, tras ingresar de manera irregular.
Luego de varios meses bajo custodia, obtuvo libertad condicional con grillete electrónico y defendió el proceso en libertad tras pagar una fianza de 100,000 dólares.
En Honduras, Ramos Rivera aún enfrenta acusaciones por lavado de activos y narcotráfico. En Estados Unidos, en cambio, el capítulo judicial cerró con una leve condena.