Los cocodrilos ya no solo permanecen en el río Goascorán: ahora merodean por calles y riberas cercanas, generando alarma en la comunidad de la Costa de los Amates, en Alianza, Valle.
Vecinos han captado en video a estos reptiles de entre cuatro y cinco metros de longitud. El pescador José Aguilar, quien reside en la comunidad de La Laguna, Alianza, Valle, dijo que "los cocodrilos aparecen cuando uno anda pescando, algunos tienen miedo y se van, pero en la mañana andan en la orilla, hay unos que son grandes y las hembras andan paridas, con sus crías en el agua".
Varios hombres salen cada día a pescar al río, donde suelen ver a los cocodrilos a unos 30 metros de distancia. Sin embargo, al percibir la presencia humana, los reptiles se sumergen de inmediato y se pierden en las profundidades del agua.
"Todos los días los vemos y si usted se viene oscurito están en el playón, descansando, se ponen a calentar sol a buena mañana, son bastantes", afirmó.
Don José, mientras lanzaba su atarraya con la esperanza de pescar algo para la cena, contó que, aunque se sumergen hasta el pecho en el agua, los cocodrilos nunca los han atacado, por lo que duda de algunas denuncias.
Helder López, presidente del Comité de Emergencia Local (Codel) de El Cubulero, aseguró que hay una proliferación de cocodrilos y lagartos en el río Goascorán, lo que genera temor en la población al usar el agua del afluente.
"Los hemos visto en el cauce de Ercilia, en la plancha, en horas de la noche, que andan merodeando; incluso algunos, cuando se desborda el río y se inunda El Cubulero, se iban para allá", contó.
López afirmó que han reportado ataques. Uno de ellos fue a un niño de 12 años, quien fue rescatado por su hermana de 14, luego de que un reptil lo mordiera mientras su madre lavaba ropa. "Casi le arranca un glúdeo y golpeó a la niña cuando ambos jugaban en el agua", relató.
Las víctimas fueron identificadas como Marcio José Chévez Reyes y Nailyn Yohely Chévez, quienes fueron atendidos en centros hospitalarios de la zona y en el Materno Infantil.
En los grandes charcos formados en la Costa de los Amates también se han ocultado cocodrilos, que han sido capturados por los habitantes, lo que evidencia el incremento de esta población animal.

Rodil Gallegos, coordinador del Comité de Emergencia Municipal (Codem) de Alianza, confirmó la presencia de lagartos, cocodrilos y caimanes en la zona, lo que se ha convertido en un problema serio para las comunidades, ya que muchos temen usar el agua del río por temor a posibles ataques.
En varios avistamientos han identificado cocodrilos de hasta cinco metros de largo, lo que incrementa la vulnerabilidad de la población, afirmó Gallegos.
Los reptiles se han reproducido desde el sector de Calpules, por el mismo cauce de Ercilia hacia la parte baja del mar, y llegan hasta El Cubulero durante las inundaciones, incluso ingresando a viviendas.
Gallegos solicitó al Instituto Nacional de Conservación Forestal (ICF) realizar un estudio para ejercer control sobre la sobrepoblación de estos animales, ya que el riesgo para la población es creciente.
Ronal Castillo, jefe regional del ICF en el Pacífico, confirmó que se han registrado avistamientos en toda la franja de la Costa de los Amates y un ataque que inicialmente no pudo ser atribuido con certeza a un cocodrilo o a un pez.

"Los bólogos del ICF que evaluaron la mordida a los afectados mencionaron que había sido un pez, porque fue donde desemboca el río Goascorán", señaló.
Castillo confirmó que recientemente sí se han observado cocodrilos en el cauce de Ercilia, por lo que este miércoles realizarán una visita técnica junto con el Comité para la Defensa y Desarrollo de la Flora y Fauna del Golfo de Fonseca (Codefagol), siempre que las condiciones de paso en el vado lo permitan.
El funcionario destacó que, debido al peligro que representan los reptiles, se han instalado rótulos de advertencia recomendando a la población no ingresar al río, ya que se trata del hábitat natural de los cocodrilos.
Castillo advirtió que el control de cocodrilos debe realizarse con especialistas, pero el país carece de expertos capacitados para ingresar al agua y reubicarlos.