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Muerte y destrucción dejan lluvias en Honduras

  • 07 octubre 2018 /

Seis personas perdieron la vida trágicamente Más de 7,000 personas han sido afectadas por las fuertes tormentas que azotaron con fuerza Francisco Morazán, Valle y Choluteca.

Tegucigalpa, Honduras

Dos sistemas de baja presión, uno en el Caribe y otro en el Pacífico, descargaron con furia torrenciales sobre Honduras dejando secuelas de muerte y dolor.

Al menos seis personas fallecieron, hay una desaparecida y otras 7,000 están afectadas a causa de las lluvias.

El mortal temporal recordó lo vivido en octubre de 1998 con el devastador huracán Mitch.

Además
Según el reporte de Cenaos, los sistemas de baja presión ya no están, por lo que las condiciones comenzarán a mejorar a partir de hoy, pero aún existe saturación.

Desde hace 20 años se viene trabajando en una recuperación que se torna lenta con la esperanza que las condiciones no se vuelvan adversas.

El país continúa en emergencia para este día, aunque las alertas podrían comenzar a bajar, según los pronósticos.

El primer azote de lluvia se llevó de este mundo al joven Vladimir Oquelí (de 25 años), quien murió el jueves ante la furia de la siempre peligrosa quebrada El Sapo.

El muchacho entró a la vivienda de una vecina en la colonia 3 de Mayo para recuperar unos papeles importantes, pero la casa sucumbió.

Oquelí, padre de familia de dos pequeños, fue arrastrado, murió y su cuerpo lo encontraron el viernes en la aldea Cofradía, Francisco Morazán. Vladimir Oquelí Mendoza Álvarez, conocido popularmente como Coli, fue sepultado ayer en horas de la mañana en el cementerio municipal El Durazno, al norte de la capital, en la aldea del mismo nombre.

Un día después la desgracia se trasladó a San Marcos de Colón, cuando el señor Juan Bautista (de 35) se atrevió a cruzar una quebrada con su caudal alto a bordo de un caballo. La extremidades de la bestia no soportaron el peso de ambos y fueron arrastrados hasta la muerte.

El mismo día en Tegucigalpa decenas de capitalinos fueron testigos de la locura del joven Juan Pablo Rodas Lagos (de 31), quien se lanzó desde el pasamanos del puente Soberanía a las agitadas aguas del río Choluteca.

Al muchacho ya lo había rescatado personal del Cuerpo de Bomberos, pero sus intenciones requerían que fuera detenido o paralizado porque solo esperó un rato y volvió a saltar.

Sus restos fueron encontrados en el municipio de Cantarranas, hasta donde fue un familiar a reconocerlo.

Las desgracias continuaron en el municipio de Santa Ana, La Paz, adonde una madre y dos menores de edad fueron soterrados por un alud de tierra. Las víctimas mortales respondían a los nombres de Sonia María Argueta (de 25), sus hijos Dennis Josué Argueta (de 9) y Ruth Argueta (de 7), quienes fueron rescatados sin vida horas después.

En medio de las desgracias se reportó también un milagro en la vida del niño Wilfredo Alberto Ortiz Martínez (14), quien se salvó de morir ahogado en la quebrada Zancudo, de la colonia Villa Nueva.

El río Choluteca mantiene en alerta a miles de personas y otros cientos están albergadas.

Damnificados

Los torrenciales que caían sobre el país llevaban una ruta de desgracia a la zona sur, pero la advertencia del presidente Juan Orlando Hernández, mediante la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), de un desalojo inmediato en las zonas vulnerables ayudó a salvar muchas vidas, dejando a su vez a miles de damnificados.

Anoche, en comparecencia de prensa el mandatario exhortó a la ciudadanía a no bajar las medidas preventivas debido a que las lluvias continuarán. Demandó que se reconozca a Honduras como una de las regiones más vulnerables del planeta, a fin de que el país pueda acceder a los “fondos verdes” que le permitirían ejecutar obras para prevenir desastres.

El reporte oficial de daños detalla que en total producto de las lluvias fueron afectadas directamente 7,219 personas que pertenecen a 1,474 familias hondureñas.

Un total de 836 familias de connacionales que suman 3,259 personas fueron evacuadas por las autoridades.

A nivel nacional hay 4,595 personas albergadas en escuelas, colegios e iglesias que pertenecen a 758 familias.

Durante las acciones realizadas por Copeco, municipalidades, bomberos y demás cuerpos de socorro se logró rescatar a 18 hondureños que estaban en gran peligro.

Se incluyen en los daños 747 viviendas afectadas en ocho departamentos del territorio nacional, ocho de ellas fueron destruidas.

Se desbordaron seis ríos causando caos entre la población y dañando un puente y cuatro carreteras.

Aún persiste nubosidad en las zonas afectadas, por lo que el suelo permanece saturado y eso ayuda a que -a pesar de que las lluvias comiencen a bajar- el riesgo de deslizamiento esté latente.