La demanda de los alimentos ya preparados sigue creciendo gracias a su variedad y accesibilidad, que los han convertido en una solución práctica para quienes enfrentan las exigencias de una vida laboral acelerada.
Otra de las ventajas de los platos preparados es que ayudan a reducir los desperdicios, ya que, al estar distribuidos en porciones, se evita el excedente de comida. Pero elegir sabiamente es clave para mantener una dieta equilibrada y sostenible y evitar sus desafíos nutricionales.
Entre los posibles riesgos, muchos platos preparados suelen tener un elevado contenido en sodio y grasas saturadas, carecen de la fibra y los micronutrientes esenciales, y se presentan en porciones inadecuadas, explica la nutricionista y profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Patricia Martínez.
A pesar de su versatilidad, los platos preparados presentan desafíos importantes. “El sodio, utilizado para potenciar el sabor y mejorar la conservación a corto plazo, sigue siendo uno de los mayores inconvenientes de estos productos”, señala Martínez.
Si no se controla, el exceso de sal puede contribuir a problemas como la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.
Además, Martínez aconseja que los platos preparados se escojan según dolencias específicas: “Lo realmente importante en este caso es optar por opciones bajas en sodio, en grasas saturadas y en azúcares, especialmente para las personas con hipertensión o diabetes”.
En estos casos, la experta destaca la importancia de complementar estos alimentos con vegetales frescos y consultar a un nutricionista.
Claves para un consumo equilibrado
La integración de platos preparados en una dieta saludable requiere una planificación consciente. Es fundamental combinarlos con alimentos frescos, como frutas y verduras, que complementen su perfil nutricional.
Esto mejora el equilibrio de la dieta, al tiempo que aporta variedad y nutrientes esenciales, según afirma la nutricionista de la UOC.
Planificar un menú semanal es otra herramienta fundamental para quienes desean incluir estos productos sin comprometer la salud.
“Elaborar un menú semanal que incluya platos preparados para días ocupados, complementándolos con alimentos frescos, permite optimizar el tiempo y garantizar que todos los grupos de alimentos estén presentes”, aconseja Martínez. Además, sugiere consultar a un dietista para adaptar el menú a las necesidades familiares.

”La moderación es clave. Disfrutar de estos productos de forma ocasional es perfectamente viable siempre que se preste atención a la calidad de los ingredientes”, recomienda la experta.
Priorizar opciones con bajo contenido en sodio y grasas saturadas, así como complementarlas con alimentos integrales, mejora el perfil nutricional de las comidas y ayuda a prevenir carencias.
Finalmente, Martínez enfatiza: “Dedicar tiempo al ejercicio físico y ser conscientes de cómo nuestras elecciones alimentarias afectan a nuestro bienestar es igual de importante”.
Con planificación y elecciones informadas, los platos preparados pueden formar parte de una dieta funcional y equilibrada.