Los Ángeles, Estados Unidos.
La Audiencia de Barcelona juzgará a partir de lunes a un portador de VIH acusado de violar a una cincuentena de hombres a los que previamente había drogado. El acusado, para quien el fiscal pide en total 47 años de prisión, sedaba a sus víctimas y, cuando estas se encontraban «en estado de inconsciencia», las filmaba y fotografiaba mientras mantenía con ellas relaciones sexuales completas a pesar de ser consciente del riesgo de infección. Uno de los hombres drogados y forzados por el acusado acabó falleciendo, un hecho que el fiscal tipifica como un delito de asesinato.
Fue precisamente esta muerte la que destapó el resto de abusos sexuales. Según el relato del fiscal, la madrugada del 7 de enero del 2012, el acusado, Óscar Vicente C., de nacionalidad ecuatoriana y que entonces tenía 40 años, abordó a un estudiante de EEUU cerca de la estación de metro de Barceloneta y, aprovechando que este estaba borracho, lo convenció para que fuera a su casa en Esplugues de Llobregat pubica El Periódico.
Una vez en el piso, «sabiendo las altas probabilidades de causar su muerte», le ofreció una copa de whisky en la que había disuelto seis comprimidos de un sedante y relajante muscular. El estudiante quedó inconsciente y, aunque el acusado advirtió horas después «que respiraba de forma anómala» y sufría «estertores», no avisó hasta las 13.39 horas a los servicios de emergencia, que solo pudieron constatar que la víctima había fallecido.
Fue en el registro posterior que la policía realizó en el domicilio del acusado en Esplugues de Llobregat y en la habitación que tenía alquilada en la calle de Provença de Barcelona donde se intervinieron más de 2.000 fotografías en las que aparecen aproximadamente 50 hombres desnudos e inconscientes y 38 vídeos en los que el procesado mantiene «relaciones sexuales completas con hombres en estado de inconsciencia».
Como consecuencia de las pesquisas policiales, posteriormente se pudo identificar y tomar declaración a dos de las víctimas, que habían sufrido los abusos a finales del 2007 y principios del 2010, respectivamente. También se identificó a través de las fotografías intervenidas a una tercera persona agredida, aunque se encuentra en paradero desconocido.
Según el escrito de la fiscalía, el acusado siguió con todas sus víctimas un «mismo patrón movido por su ánimo libidinoso». Primero se aprovechó del «estado de intoxicación por alcohol y/ o drogas de los perjudicados» para atraerlos a su domicilio y, una vez allí, les administró «benzodiacepinas diluidas en alcohol, propiciando su sedación» para abusar de ellos sexualmente mientras los filmaba y fotografiaba.
