“La calidad de mis sueños cambió, nunca tengo problemas para dormirme y me siento más feliz”, afirmó Caroline Adams.
Los resultados pueden variar según la persona, tal y como se advierte en los anuncios sobre productos para bajar de peso.
Pero ése es uno de varios ejercicios que han demostrado ser prometedores en una investigación reciente sobre cómo ser más feliz: no solamente un día o dos, sino a largo plazo.
Opciones
No escasean los consejos en ese sentido, como lo demuestra la visita a cualquier librería. El problema es que la mayoría de los libros que hablan sobre cómo ser felices no están basados en investigaciones rigurosas, afirma Sonja Lyubomirsky, sicóloga en la Universidad de California, en Riverside, quien está conduciendo un estudio de ese tipo.
Ella afirma que ha habido muy pocos trabajos serios acerca del cómo ser más feliz y asegura que el motivo es que muchos investigadores los consideran inútiles.
Durante décadas, la posición aceptada ha sido que cada persona y organismo tiene una manera propia de sentir la felicidad y sostiene que los efectos de episodios positivos o negativos en la vida, como son un matrimonio, un aumento de sueldo, un divorcio o una discapacidad se van esfumando con el tiempo, pues nos adaptamos a ellos de la misma forma que dejamos de advertir un mal olor debajo de un sillón después de algún tiempo.
Es por esto que se condenaba todo intento deliberado por mejorar la sensación básica de felicidad.
Algunas versiones
Dos reconocidos investigadores dijeron en 1996, “puede que tratar de ser más feliz sea tan inútil como querer ser más alto”.
Pero, recientes estudios a largo plazo han revelado que el termómetro de la felicidad es más maleable que lo que se suponía.
Un nuevo trabajo sobre cambios en los niveles de felicidad observó a miles de alemanes durante 17 años.
Se encontró que una cuarta parte cambió significativamente en ese periodo su nivel básico de satisfacción con la vida. Casi una décima parte de los participantes subió tres puntos o más en una escala de 10.
Otros estudios demuestran efectos duraderos vinculados con episodios como discapacidad seria, divorcio, viudez y despido.
Aunque, el entusiasmo del casamiento parece disiparse después de unos dos años, dijo el sicólogo Richard Lucas, de la Universidad Estatal de Michigan.
¿Y el gozo de tener hijos?
Los padres recuerdan esos años con cariño, pero los estudios demuestran que la crianza de los niños repercute en la satisfacción marital, observó el sicólogo de Harvard, Daniel Gilbert.
El ejercicio de pensar en tres
El ejercicio de pensar en tres cosas positivas, que Miller encontró tan simplista, está entre los aprobados por el grupo de Seligman en la Universidad de Pensilvania. La gente lo hace de por sí porque produce satisfacción instantánea, dijo Acacia Parks.
“Eso ayuda a concentrarse más en los episodios positivos que de otro modo podrían pasar al olvido debido a las frustraciones diarias”.