Jane Etta Pitt, madre del actor Brad Pitt, falleció a los 84 años, según informó el medio estadounidense especializado en celebridades TMZ.
De acuerdo con la publicación, la exconsejera familiar murió hace algunos días, aunque la noticia trascendió luego de que una de sus nietas compartiera en Instagram una emotiva despedida.
“Mi querida abuela, Jane Etta, no estábamos preparados para que te fueras, pero saber que por fin eres libre para cantar, bailar y pintar de nuevo nos lo hace un poco más fácil”, escribió Sydney Pitt, una de las sobrinas del ganador del Óscar, junto a una serie de fotografías con su abuela.
Sydney es hija de Doug Pitt, hermano menor del actor. Doug, Brad y su hermana Julie crecieron en Springfield, Missouri, bajo el cuidado de sus padres, Jane y William Pitt, quien fue propietario de una empresa de camiones.
El actor mantenía una relación cercana con su madre. Uno de los momentos en que su vínculo fue más visible públicamente ocurrió durante su matrimonio con Angelina Jolie, cuando tanto Jane como William solían acompañar a la pareja en eventos y alfombras rojas.
La fundadora de Watering Souls continuó: "Me enseñó a pintar, a ser fuerte, a liderar con bondad, a amar a Jesús en todo y a encontrar alegría en las cosas más pequeñas. Inventaba los juegos más tontos solo para hacernos reír, y creía en la justicia, en priorizar a los demás y en hacer el bien simplemente porque era lo correcto".
Sydney también recordó cómo todos los años, antes de empezar la escuela, les daba a sus nietos “un día especial” para que hicieran lo que quisieran.
“Las mías solían empezar con banana splits para desayunar, horas jugando a Trouble, un proyecto de manualidades, obviamente, subir a todas las atracciones de Silver Dollar City como la ruda que era, cenar en Olive Garden con papá, minigolf donde hacía una V con los pies para ayudarme a apuntar... (y de alguna manera todavía me ganaba) y terminar la noche viendo Paulie hasta que nos quedáramos dormidos”, reveló.
Podía seguir el ritmo de sus 14 nietos sin perderlo. Su amor no tenía límites, y todos los que la conocían lo sentían.
Sydney admitió entonces que no sabe cómo "seguir adelante sin ella", y añadió: "Pero sé que sigue aquí en cada pincelada, en cada gesto amable, en cada colibrí. Era amor en estado puro".
“Fuimos verdaderamente bendecidos de tenerla para amarla mientras crecíamos y sé que ella vive a través de cada uno de nosotros”, concluyó.
