Nick Reiner, hijo de Rob y Michele Reiner, había sido diagnosticado con esquizofrenia y se encontraba bajo tratamiento psiquiátrico en las semanas previas al asesinato de sus padres, según revelaron fuentes cercanas a TMZ.
De acuerdo con el medio, Nick estaba bajo el cuidado de un psiquiatra por una enfermedad mental grave y su comportamiento comenzó a deteriorarse de manera alarmante aproximadamente un mes antes de los homicidios.
En ese periodo, había recibido atención en un centro de rehabilitación de Los Ángeles especializado en trastornos mentales y abuso de sustancias, establecimiento que presuntamente tiene un costo cercano a los 70 mil dólares mensuales y que es frecuentado por familias con alto poder adquisitivo en busca de atención intensiva para sus hijos.
Las fuentes indicaron que entre tres y cuatro semanas antes de los asesinatos, los médicos realizaron un ajuste en su medicación con la intención de estabilizarlo; sin embargo, lejos de mostrar mejoría, su estado se volvió aún más errático.
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Una de las personas consultadas señaló que, tras el cambio de medicamentos, Nick presentó un deterioro severo en su conducta, mientras los especialistas intentaban encontrar una combinación adecuada para controlar los síntomas.
Con base en esta información, se prevé que la defensa legal del hijo del cineasta podría optar por declararlo no culpable por razón de locura, una estrategia que se perfila como central en el proceso judicial.
@tmz 🚨Nick Reiner was diagnosed with schizophrenia and the recent change to his meds made him "dangerous" DETAILS AT LINK IN BIO🔗
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Trágico
Rob Reiner, de 78 años, y su esposa Michele, de 70, fueron encontrados muertos la tarde del domingo en su residencia de Los Ángeles por su hija Romy Reiner.
El médico forense confirmó que la pareja murió a causa de múltiples heridas provocadas por un objeto punzocortante, y el caso fue clasificado oficialmente como homicidio.
Nick Reiner fue arrestado esa misma noche cerca de Exposition Park, en el centro de Los Ángeles, luego de que las autoridades lo vincularan con evidencia hallada en un hotel de Santa Mónica, donde se reportó la presencia de rastros de sangre.
El martes fue acusado formalmente de dos cargos de asesinato en primer grado con la circunstancia especial de homicidios múltiples, lo que lo expone a una posible sentencia de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional o incluso a la pena de muerte.
Durante su primera comparecencia ante el tribunal, Nick se mostró serio y en silencio, esposado de pies y manos y vistiendo una bata antisuicidio. Únicamente pronunció tres palabras -"Sí, su señoría"- para confirmar que renunciaba a una lectura de cargos inmediata.
La próxima audiencia quedó programada para el 7 de enero.