George Clooney y su esposa Amal Alamuddin almorzaron este domingo en Venecia con familiares y amigos, al día siguiente de su boda íntima, a la que seguirá el lunes una ceremonia civil en el ayuntamiento de la 'Serenísima'.
Hordas de turistas, camarógrafos, fotógrafos y periodistas de todo el mundo habían acampado frente a su hotel, esperando que hicieran su primera aparición pública como marido y mujer.
El ídolo de Hollywood y la abogada libanesa-británica se dijeron 'sí, quiero' el sábado al anochecer en una ceremonia privada en el extraordinario hotel Aman, antes de disfrutar de la fiesta con sus amigos de la jet-set en una de las bodas más destacadas en muchos años.
Según una fuente vinculada al hotel, hubo hurras y silbidos mientras el actor eufórico tomó a su esposa en sus brazos para besarla, y sus manos temblaban cuando cortó la tarta.
Sin embargo, había rumores entre los paparazzi que espiaban afuera del hotel en lanchas rápidas que los Clooney se disponían a abandonar a sus invitados durante algunas horas para pasear por la ciudad de los canales, con una posible parada en el Puente de los Suspiros, donde según la leyenda los amantes pueden asegurarse de que su amor será eterno con un beso.
El sábado al anochecer, George Clooney, de 53 años, partió entusiasmado a lo largo del Gran Canal de Venecia a su boda, seguido por unos 20 barcos llenos de fotógrafos y los gritos de sus admiradores.
Los gondoleros cantores que pasaron el día mostrando la romántica Venecia a los turistas fueron arrastrados por el entusiasmo que se apoderó de la vía navegable más famosa del mundo.
Alamuddin, de 36 años, nacida en Líbano, permaneció dentro del hotel, y trascendió que estaba bellísima en un vestido diseñado por Oscar de la Renta.
De acuerdo con los rumores, Clooney llegó incluso a invitar a su conductor de taxi veneciano Alessandro Greco, después de que fue fotografiado en esmoquin saliendo de su embarcación y entrando al Aman con otros invitados.
Mientras los periodistas trepaban por las tuberías de los desagües para tratar de echar un vistazo sobre los muros del Palazzo Papadopoli, construido hace 450 años, los ricos y famosos eran recibidos con champaña y canapés, polenta con champiñones y jamón con higos.
Amal Alamuddin, una jurista internacional de largos bucles negros, trabajó en la Corte Internacional de Justicia en 2004 y entre sus clientes tiene a la ex primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko y a Julian Assange, el fundador de Wikileaks.