Eminem corre el riesgo de que los premios Grammy de este año se conviertan en una repetición del pasado.
El 2001 fue sin duda su año. Había conseguido una retorcida obra maestra con “The Marshall Mathers LP”, el cual logró todo lo que se supone debe lograr el mejor disco de rock and roll: electrificar a los jóvenes, encantar a los críticos, enfurecer a la sociedad... sólo que era un álbum de rap.
Sin embargo, cuando llegó la hora de anunciar el disco del año, el premio se lo llevó Steely Dan (¿quién recuerda el título de ese CD?).
En el 2003, Eminem tuvo otra oportunidad de llevarse ese Grammy con otro disco aclamado por la crítica y uno de los más populares con el público, “The Eminem show”. Parecía que la Academia de la Grabación finalmente le daría a Eminem su merecida coronación, pero una cantante de jazz llamada Norah Jones los fascinó, y se fue a casa con el prestigioso galardón.
Ahora es una nueva década y un nuevo Eminem el que acude a los premios. Conserva su lengua radioactiva, pero ha atravesado por una penosa adicción a las drogas, ha experimentado de cerca la tragedia y tenido un bajón artístico. Pero superó todo esto para crear “Recovery”, un disco que fascinó a millones y le valió 10 nominaciones a los Grammy. No sólo compite en la categoría de mejor álbum, sino también en la de mejor grabación y en la de canción del año por “Love the way you lie”, con Rihanna.
Parece que finalmente será la coronación de Eminem en los Grammy, aunque las previsiones son a menudo engañosas.