“Se estaba comiendo una barra de chocolate y cuando me fijé en esos ojos verdes y esa estatura de 1.90 supe que triunfaría”.
Así habla Manuel Beltrán, su descubridor, quien no olvida el día que se encontró con él nuevo Míster Mundo, Juan García Postigo, en las calles de Málaga.
Postigo nunca se había planteado formarse como modelo o presentarse a concursos de belleza hasta el día en el que Manuel Beltrán le dio su tarjeta.
Los padres de Juan querían que estudiase y el modelo tardó un año en apuntarse a la agencia.
Sus padres no querían que se distrajera de los estudios. Cuenta Beltrán que su madre, fallecida hace cuatro años, le dijo: “Niño, déjate de tonterías y estudia que es tu porvenir”.
Beltrán cuenta que a los pocos días de su encuentro, Juan se pasó por su agencia y, aunque se mostró interesado, al principio rehusó.
Un año después, el que hoy es el hombre más guapo del mundo empezaba a tomar clases de modelo en MB, junto a la que sería Miss España en 2006, Elizabeth Reyes.
Un alumno travieso
Durante su estancia como alumno de MB, su profesor y descubridor cuenta que un día lo tuvo que expulsar de clase por comer chicle y alborotar.
Un rato después, Manuel Beltrán, aprovechando que Juan estaba “castigado” le mandó llevar un martillo al vecino y el modelo demostró su desgana por la labor golpeando con la herramienta la pared. “Todavía están los golpes marcados en la pared, ¡benditos golpes!”, recuerda Manuel.
“Todavía me parece un sueño, pero me doy cuenta de que el triunfo es una realidad por las lágrimas de alegría de mis hermanas Belén y Ana que han venido a estar conmigo acompañadas de sus esposos”, declaró García Postigo, unos minutos después de recibir el título.
Míster Mundo recordó la satisfacción de haber conseguido el título exactamente un año después de ser elegido Míster España 2006, “año en el que todo el mundo se ha portado muy bien conmigo y muchas personas me han ayudado, lo que agradezco de verdad”.