El jugar al torpe le ha resultado bien a Ashton Kutcher a lo largo de 17 años, pues desde que se dio a conocer en That’s 70 Show y Dude, Where’s My Car?, la imagen del tipo distraído y simplista lo ha perseguido por ya casi 40 títulos (en su mayoría comedias); sin embargo, esto no es estigma para él, sino un pasatiempo bien pagado, pues ha sabido lucrar con su pinta.
Tanto es así que en su último proyecto (Two and a Half Men) recibía 24 millones de dólares por temporada.
Su fortuna está valuada en 140 millones de dólares y, sorprendentemente, la mayoría de su capital no proviene de la actuación, sino de su carrera financiera; pero ambas siempre correlacionadas, ya que en los dos terrenos queda implícito el ocio, el entretenimiento y, claro, su cara de tonto, que le ha servido para posicionarse como un gran jugador.
En el 2000, Ashton y Seann William Scott dieron vida a dos amigos que se despiertan después de una noche de fiesta y descubren que su auto desapareció.
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“Me gusta estar a la vanguardia en todo lo que hago. Me gusta tomar riesgos y reflexionar en lo que consumirán las nuevas generaciones”, contó el actor, refiriéndose a su faceta de actor y empresario.
Sus intereses en la comedia, la tecnología y el capital de riesgo le han creado un perfil muy particular en Hollywood, por ello su manejo del dinero dista mucho del de otras celebridades. Él no es uno más de los que invierten en restaurantes, bienes raíces o productoras, más bien su apuesta va encaminada a las nuevas tecnologías. Su fortuna también viene del éxito de Uber, Airbnb, Spotify, Shazam, Flipboard, Foursquare, Soundcloud, Pinterest y otras compañías de índole digital de las que es reconocido socio.
El actor se unió a Jon Cryer en la serie que dejó Charlie Sheen; Kutcher interpretaba a un multimillonario de Internet emocionalmente inmaduro llamado Walden Schmidt.
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El secreto, aseguró, es pensar en las necesidades cotidianas de las personas sin rivalizar con las compañías de los servicios ya establecidos en estos ámbitos (se trate de hotel, música, taxis, entre otros) y encontrar oportunidades para empoderar al usuario con la idea de que sean los dueños de todo lo que usen.
En la serie de Netflix, Ashton personifica a un futbolista profesional retirado que vuelve después de 15 años a casa para asumir las responsabilidades del negocio familiar.
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Atender las necesidades básicas es su cometido como empresario y como actor, de ahí que hacer reír también sea una encomienda a la que esté muy comprometido. La comedia es una inversión que le ha dado prestigio en el género, debido a que ha participado en casi todas las formas en las que se ha presentado a través de los años.
“Mi sentido del humor no ha cambiado; la verdad es que no creo que eso cambie, pues va ligado directamente a tu personalidad. Lo que sí ha evolucionado es la forma de adaptarme a los distintos tipos de comedia”, expresó Ashton, quien actualmente estelariza The Ranch, comedia de Netflix sobre la clase trabajadora de Colorado, en donde interpreta a un deportista que vuelve a casa de sus padres para ayudar con el negocio familiar.
Su interés en Netflix, aunque tardío, es firme, y pretende sea innovador, ya que la libertad que le ofrece esta plataforma lo ha atraído para crear una apuesta humorística distinta.
“Las sitcom (comedias de situación) se han descuidado y es bueno recuperar tradiciones como las de ese formato, algo por lo que me interesó hacer esta serie”, aseguró el actor de 38 años.
Ashton junto a su esposa Mila Kunis y su hija.
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