San José. Tras la salida de la transnacional estadunidense Intel de Costa Rica, hubo temores que ponían en duda la continudad de las empresas tecnológicas a su alrededor, pero para los entendidos, no hay de qué preocuparse.
El economista e investigador de Incae, Luciano Ciravegna enumera al menos cinco razones para mantener el optimismo.
La primera es que el grupo de empresas tecnológicas ya existían desde antes de que Intel apareciera en escena.
Una segunda razón es que la firma norteamericana era una especie de “carta de presentación” para atraer inversión en alta tecnología al país, con lo que evolicionó “hacia servicios de mayor valor agregado que los de Intel”, observa Lawrence Pratt, también de Incae.
La tercera razón, que se deriva de la segunda, es que la salida de Intel deja la puerta abierta para que otra gran empresa transnacional ocupe su lugar.
En cuarto lugar, la potencial pérdida de empleos no es mayor que la de empleos creados en el sector tecnológico (incluyendo centros de llamadas) y por último, la situación presenta la oportunuidad de diversificarse gracias a la experiencia e infraestructura obtenidas en todo este tiempo.
