La economía de Estados Unidos podría estancarse, e incluso entrar en recesión, si el Congreso fracasa en extender los recortes de impuestos a los asalariados y los beneficios a los desempleados antes de que esas medidas expiren a fin de año, estiman economistas.
A menos de un año de las elecciones de noviembre de 2012, los votantes están cada vez más preocupados de que sean los espectadores -y no uno de los combatientes- los que resulten noqueados.
En los últimos días, un creciente número de economistas advirtió que permitir que expiren a fin de año las quitas a los aportes de los trabajadores -junto con los beneficios a los desempleados- provocaría un enlentecimiento dramático del crecimiento estadounidense.
A menos que el Congreso actúe, ambas medidas caducarán a fin de año, quitando un estímulo de 180,000 millones de dólares a la economía.
Esa sería una muy mala noticia para la economía, según Michala Marcussen de Societe Generale.
“Lo que está en la base de nuestro propio pronóstico de un crecimiento del PIB de 1.4% para 2012 es que esas medidas serán extendidas”, dijo Marcussen recientemente a sus clientes.
Antagónicos
La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que solo un año de extensión de estos recortes de impuestos costarán unos 110,000 millones de dólares.
Mientras, los demócratas han propuesto pagar la extensión de los recortes a los aportes de los trabajadores y los beneficios a los desempleados con la introducción de sobretasas a los ingresos mayores a un millón de dólares.
Los republicanos, que durante mucho tiempo han apoyado los recortes de impuestos, afirman que este no estimula a la economía y que no quieren gravar a los ricos.