A cinco días para que inicie la nueva cosecha de café, autoridades, productores e industriales siguen sin ponerse de acuerdo en la cuota destinada al consumo interno.
La voz de alerta la lanzaron los tostadores, quienes dicen tener temor que debido a los altos precios que el grano ha alcanzado en el extranjero la producción se exporte en su totalidad, lo que dejaría en desventaja a los procesadores nacionales, quienes tendrían que comprar el aromático en países vecinos a un precio mayor.
Una compra en el exterior implicaría el incremento en los costos, que se vería reflejado en el precio final de venta al consumidor detallista. La semana anterior, el designado presidencial y empresario caficultor, Samuel Reyes, anunció que dicho incremento sería de entre 5 y 10 lempiras por bolsa de café, que hasta hace unos días se compraba en 43 lempiras.
Las negociaciones anteriores han otorgado un 5% de la cosecha para consumo interno, lo que equivale a 211,000 quintales de café. Por ley, los productores deben dejar el 4.6% del café de cada cosecha para el mercado local.
Sin embargo, otros actores de la cadena cafetalera como beneficiadores, productores y torrefactores han negado que exista tal desabastecimiento.
El empresario Emilio Medina negó que no haya grano para venta en el país y recriminó que este es un rumor que se ha generado para favorecer a una de las empresas que no se abasteció del grano cuando pudo comprar.
Por su parte, el presidente de la Asociación de Exportadores de Café de Honduras, Miguel Pon, dijo que los miembros de esa gremial ya han vendido un 4% de la producción en el mercado nacional, al tiempo que mencionó que los rumores sobre posibles desabatecimientos son prácticas que solo sirven “para justificar la implementación de mecanismos de fijación de precios y repartición del mercado o asignación de cuotas para beneficiar a unos pocos y no al consumidor”.