Los cuellos de botella ponen en riesgo su carrera y su reputación y causan grandes pérdidas emocionales. A continuación, cuatro de sus causas fundamentales y soluciones para cada una:
Malabares. Pida a su jefe que ayude a establecer prioridades. Las prioridades a menudo pueden ser reestructuradas. Solo tiene que preguntar.
Organice su tiempo y sus tareas. Organice su lista de pendientes para que pueda detectar rápidamente las tareas más importantes y asigne segmentos en la agenda para cada una.
Trate cada día como un currículo. Los currículos efectivos enlistan logros, no actividades. De manera similar, decida con anticipación sus entregas para el día y apéguese al plan.
Complacer a la gente. Aclare para qué le pagan. Debería pasar gran parte del tiempo haciendo su trabajo central y atendiendo los compromisos existentes. Purgue el resto implacablemente.
Separe un segmento para el flujo excedente. Reserve un segmento diario o semanal para abordar peticiones de último minuto.
Al limitar el tiempo que puede dedicarles, desarrollará mejores criterios para decidir qué abordar. Vuélvase bueno para negarse.
Prepare un guióon: “Me halaga que haya pensado en mí, pero la compañía/mi jefe/el cliente cuenta con que me enfoque en “Y”. No podría hacer justicia a su petición en este momento”.
Esforzarse por la “perfección”. Cree políticas sencillas para las decisiones que tome regularmente. Las decisiones cobran un precio cognitivo, así que guarde la toma de decisiones para cuestiones realmente dignas de su potencial mental y cree políticas estándares para manejar el resto.
Jerarquice su aportación. Defina tres niveles de desempeño para tareas importantes: la aportación máxima, mínima y moderada que puede hacer con pasos específicos y un estimado de tiempo para cada uno.
Escoja el nivel de involucramientos adecuados, dado lo que está en juego y todo lo demás que tenga sobre la mesa. Asóciese con un rematador. Emparéjese con un colega que tenga un conjunto de habilidades complementarias.
Procesar intuitivamente. Identifique elementos esenciales, divida su trabajo en etapas claras y asigne a otros el trabajo pesado, dedique su tiempo a áreas donde pueda hacer una aportación única y ofrezca guía.
Pregúntese: “¿Qué voy a buscar cuando se termine este proyecto?”. Comunique esos criterios al equipo. No haga el trabajo de los demás.
Establezca puntos de revisión para evaluar el progreso, asegurarse de que las cosas están encarriladas y corregir el rumbo, si es necesario; pero deje que la gente haga su propio trabajo.