Una falsa idea común es que la tecnología por sí sola puede producir resultados mágicos. La realidad es que los resultados dependen de cómo la gente use la tecnología; particularmente, si la usan para construir sobre habilidades anteriores y la experiencia.
Entre las compañías que se están transformando con las nuevas tecnologías vemos cuatro diferencias grandes entre las historias de éxito y las perdedoras:
Una perspectiva enfocada. No es fácil determinar dónde empezar entre miles de usos potenciales, pero, habitualmente, un equilibrio entre el impacto esperado, la preparación tecnológica, la probabilidad de éxito y la aceptación por parte de la organización es un tamiz inicial eficaz.
Una trayectoria en dos velocidades. Configurar toda una arquitectura de Tecnología de la Información (TI) es un proyecto costoso de varios años.
Las compañías exitosas usan una estrategia más ágil que depende de soluciones locales para atrapar valor rápidamente, mientras construyen de forma gradual la arquitectura de TI necesaria para el largo plazo.
El impacto rápido genera entusiasmo y da lecciones que pueden compartirse, garantizando mejor resultado para toda la compañía en general.
Un traductor para un equipo más grande y amplio. Hacerse de oportunidades digitales se está pareciendo más a un equipo deportivo.
Los esfuerzos de hoy en campos complejos requieren de la experiencia en los procesos de producción, la ciencia de datos y la gestión del cambio.
Por tanto, algunas compañías están creando un nuevo rol para comunicarse con todas las partes involucradas: el traductor. Esta persona “traduce” entre los distintos campos de especialistas.
Un compromiso con ayudar a que la gente cambie. Dado que estas innovaciones pueden tener un impacto importante sobre la forma en que los empleados desempeñan su trabajo, es esencial anticipar sus inquietudes y armar un argumento persuasivo a favor del nuevo enfoque.
La tecnología por sí sola no es un curalotodo. La gente que aplica la tecnología en su trabajo diario es la que crea el valor adicional.
(Markus Hammer, Malte Hippe, Christoph Schmitz, Richard Sellschop y Ken Somers trabajan para McKinsey & Co. en Viena, Hamburgo, Frankfurt, Stamford -Connecticut- y Amberes, respectivamente).