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Cutrale, el rey de la naranja, insiste en su oferta por Chiquita

  • 17 agosto 2014 /

Ante la negativa de Chiquita, Cutrale acude a los accionistas.

Río de Janeiro, Brasil.

La oferta que la semana pasada lanzó Cu­trale Group por Chiquita Brands International Inc. ha colocado al discreto “rey de las naran­jas” de Brasil en el foco de la atención. Ese es un lugar al que José Luís Cutrale, de 68 años, siem­pre le ha rehuido.

El empresario, quien enca­beza el gigante de jugos de na­ranja de propiedad familiar, es considerado por algunos como uno de los hombres más ricos de Brasil, aunque difícilmente aparecerá en las listas de los multimillonarios. Es fotogra­fiado muy raramente y es un obsesivo de la seguridad. Él y su familia viven en un complejo amurallado en forma de cora­zón en una zona rural del esta­do de São Paulo, rodeado de los naranjos que le han dado su for­tuna, según informes de prensa. Cutrale, que casi no habla con los medios, se negó a través de un vocero a ser entrevistado para este artículo.

Aunque su familia es dueña de una operación de jugos en Portugal y es una de las prin­cipales empresas del sector en Florida, el corazón de su nego­cio sigue estando en Brasil. Cu­trale es una de tres compañías en Brasil que controlan cerca de 80% de las exportaciones globa­les de jugos de naranja. Cutra­le registró US$1.700 millones en exportaciones desde Brasil el año pasado, según datos ofi­ciales sobre comercio. Expertos de la industria estiman que Cu­trale es el segundo productor en ese país, después de Citrosuco y por encima del conglomerado francés Louis Dreyfus Commo­dities.

Cutrale dejó su zona de co­modidad la semana pasada para presentar una oferta de compra de US$625 millones por el gi­gante bananero estadouniden­se Chiquita Brands Interna­tional Inc. Para lograrlo, se ha asociado con la firma de inver­sión Safra Group, controlada por Joseph Safra, el segundo hombre más rico de Brasil se­gún la revista Forbes.

El jueves, Chiquita rechazó la oferta por considerarla in­adecuada y sostuvo que no era lo más conveniente para sus accionistas. Cutrale y Safra di­jeron que estaban “extremada­mente decepcionados de esa decisión” y planean presentar su propuesta directamente a los accionistas de la bananera, a quienes además les están pi­diendo que voten en contra de la planeada fusión de Chiquita y la irlandesa Fyffes PLC, y que aplacen su asamblea especial programada para el 17 de sep­tiembre.

La fusión de Chiquita y Fy­ffes crearía el mayor vendedor de bananos del mundo. Grandes cambios en la in­dustria estarían motivando las intenciones de Cutrale.

Los cultivadores de cítri­cos de Florida y Brasil luchan contra la huanglongbing, una enfermedad que reduce el ren­dimiento de las cosechas y a la larga mata los árboles. Mientras tanto, el jugo de naranja está desapareciendo del desayuno de muchos hogares a medida que productos como bebidas energizantes y cafés premium se ganan el paladar de consu­midores jóvenes.

“El mercado de jugos de na­ranja ha madurado y está en de­clive, razón por la cual Cutra­le quiere diversificarse”, dice Marcos Fava Neves, profesor de estrategia de la facultad de economía de la Universidad de São Paulo, quien ha trabajado en proyectos con la industria de cítricos de Brasil. “(Chiquita) es una marca con una relación ín­tima con los consumidores fina­les. En este momento, Cutrale es conocido sólo por los mayo­ristas, no los consumidores”.

Un número de firmas bra­sileñas ha buscado en los últi­mos años internacionalizarse a través de adquisiciones de marcas extranjeras conocidas. Jorge Paulo Lemann, el hombre más rico de Brasil, es hoy uno de los dueños de Burger King y H.J. Heinz Co. El gigante alimenta­rio JBS SA, con sede en São Paulo, ha utilizado compras en Estados Unidos, incluyendo las de Pilgrim’s Pride Corp. y Swift & Co., para transformarse en el mayor procesador mundial de carnes.

Las bananas podrán ser nue­vas para Cutrale, pero sus de­tractores dicen que su estrate­gia agresiva no lo es.
Flavio Viegas, jefe de la aso­ciación de cultivadores de cítri­cos, explica que Cutrale, Citro­suco y Dreyfus forman lo que en la práctica es un cartel que man­tiene los precios de las naran­jas artificialmente bajos. Una investigación abierta en 1999 sobre esas acusaciones aguarda la resolución de los reguladores antimonopolio. La empresa no comentó inmediatamente al respecto.
Viegas cuenta que varias veces se sentó con el padre del empresario, José Cutrale, quien falleció en 2004, en la misma mesa de negociaciones. Señala que el hijo acompañaba al padre en las reuniones pero que “no abría la boca”.

“José Luís es una persona extremadamente cerrada”, dice Viegas, quien es presidente de la asociación Associtrus, con sede en Bebedouro, en el estado de São Paulo. “He intercambia­do muy pocas palabras con él”.
Los fiscales brasileños dicen que desde 1997 han abierto 286 investigaciones sobre las prác­ticas laborales de Cutrale, que han resultado en decenas de de­mandas civiles. Las autoridades han investigado a la empresa por una variedad de presuntas violaciones, incluyendo prác­ticas laborales que esclavizan a los trabajadores y de alber­gar a obreros en condiciones inhumanas.

Una demanda que alega que Cutrale y otras dos empresas de naranja subcon­tratan empleados de manera ilegal para ahorrar costos sigue pendiente. Cutrale no quiso co­mentar sobre la demanda, que está apelando. Si pierde, podría tener que pagar 37,5 millones de reales (US$16,4 millones) en da­ños y perjuicios.

En otros casos, Cutrale llegó a acuerdos extrajudiciales con los fiscales. El mes pasado, al­rededor de 30 cosechadores de naranja migrantes del noreste del país acusaron a la empre­sa de hacerlos trabajar turnos de 12 de horas y de alojar has­ta 17 personas en una sola ha­bitación, forzarlos a acumular deudas en una tienda de la com­pañía y luego despedirlos sin
justificación. Cutrale no reconoció su culpa pero sí aceptó pagar al­quileres, las deudas con la tienda y costos de transporte “con el ob­jetivo de resolver el tema”, según un informe del incidente presen­tado por los fiscales y un contra­to laboral revisado por The Wall Street Journal.

Un vocero de Cutrale dijo que cualquier acusación de prácticas laborales irregulares “no tiene base” y que se están defendiendo “enérgicamente”. “Cutrale cum­ple con todos los requerimientos aplicables”, señaló.

Cutrale también ha enfrenta­do decenas de violaciones de re­gulaciones de seguridad en el es­pacio laboral en EE.UU. Desde que compró dos plantas de jugos que pertenecían a la empresa Minute Maid en Florida en 1997, la empre­sa ha sido citada en 42 infraccio­nes “graves” en fábricas y siete violaciones reincidentes por parte de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional, y ha desem­bolsado US$122.765 en acuerdos extrajudiciales. La empresa no quiso comentar al respecto.

José Cutrale, el fundador, era hijo de un inmigrante siciliano que vendía cítricos para ganarse la vida, según informes de medios. La familia compró huertos de na­ranja en el estado de São Paulo y poco a poco levantó un imperio ex­portador, apoyado por las heladas periódicas que acabaron con co­sechas en Florida y crearon una demanda de jugo brasileño.

Los Cutrale y su negocio siguen concentrados cerca de Araraqua­ra, una pequeña ciudad en el cin­turón agrícola de São Paulo. Una foto aérea de 2003 de la revista Veja muestra lo que la publicación señala como el complejo familiar: un campo cercado en forma de co­razón con mansiones y en medio de plantaciones de naranjos.

Un funcionario del pueblo, quien pidió anonimato, dice que Cutrale dona jugo de naranja a centros de guardería locales, pero que no busca fama por eso. Agre­ga que la familia Cutrale también es conocida por su obsesión con la seguridad. Miembros del clan evitan viajar en el mismo auto o avión y guardaespaldas privados los acompañan a todos lados y re­visan eventos antes de que un Cu­trale haga su aparición, explica el funcionario.

Un vocero de Cutrale no qui­so confirmar ni negar ninguno de los detalles sobre su familia o sus operaciones, señalando que esa discreción “es una de las bendi­ciones de ser una compañía de capital cerrado”.