China registró en febrero un déficit comercial de 9,150 millones de dólares, el primero en tres años, consecuencia del aumento de casi un 40% de las importaciones y de las distorsiones económicas de la celebración del Año Nuevo.
En febrero las importaciones aumentaron un 38.1%, impulsadas por el alza de las materias primas y de la demanda interna. Se trata de una cifra que dobla el 20% que predecían los expertos consultados por Bloomberg.
En paralelo las exportaciones cayeron un 1.3% en febrero (frente a una estimación de aumento del 14.6%).
El gigante asiático está intentado reorganizar su economía desde un modelo basado en las exportaciones y la inversión pública hacia otro fundado en el consumo interno.
El déficit comercial de 9,150 millones de dólares en febrero contrasta con el superávit de 51,300 de enero y con las previsiones de Bloomberg de un superávit de 27,000 millones.
Según los analistas, el freno de las exportaciones se explica por la celebración del Año Nuevo chino, que frena la actividad de fábricas y puertos.
'El déficit comercial, junto al aumento de las reservas de divisas extranjeras (...) sugiere que las fugas de capital se han frenado bruscamente', indica Julian Evans-Pritchard de China Economist en una nota.
Panorámica de la ciudad de Shanghai. China disputa con Estados Unidos el liderazgo del comercio mundial.
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El dato de febrero llega además en un contexto de incertidumbre sobre la política comercial de Estados Unidos con la llegada del presidente de Donald Trump, que aboga por el proteccionismo y podría desatar una guerra comercial con China.
Trump acusa a China de manipular voluntariamente su moneda y de prácticas comerciales injustas que destruyen empleos en Estados Unidos, y amenaza con imponer importantes aranceles a los productos chinos.
El domingo China recortó sus previsiones de crecimiento para 2017 hasta un 6.5%.