Nancy Hernández es una productora visionaria que hace 13 años decidió abrir una pequeña cafetería en Marcala, con el propósito de comercializar el aromático que producía en su finca y promover el consumo de cafés especiales a nivel local.
La idea de tener su propio establecimiento surgió cuando la marcalina notó que a pesar de que en la zona se producía uno de los mejores cafés del mundo, sus pobladores no tenían una cultura de consumo.
En ese entonces, la ciudad era visitada con frecuencia por compradores internacionales, que buscaban un lugar donde recrearse y disfrutar de una buena taza de café durante su estadía, pero no lo encontraban.
Aroma Café tiene presencia en Facebook e Instagram y un número habilitado para WhatsApp: 9741-4415
Fue esa demanda insatisfecha que la llevó a descubrir una oportunidad de negocios y dar un paso hacia adelante en la cadena de valor.
Bajo el lema “Honduras merece tomar un buen café”, Aroma Café abrió sus puertas al público en la ciudad de Marcala en 2013, a escasos metros de la salida hacia La Esperanza, Intibucá.
Comienzo
En sus inicios, el local era atendido por Hernández y su esposo, Arturo Bautista, pero a medida que la cafetería fue ganando popularidad, tuvieron que contratar personal.
La buena aceptación del público motivó a la familia Bautista Hernández a abrir otros dos establecimientos en Marcala y dos más en La Esperanza.
Nancy relata que debido a la alta demanda, se vio en la necesidad de comprar café a pequeños productores, por lo que, con mucho esfuerzo, abrió un laboratorio de control y catación para constatar que el café que estaba sirviendo tuviera la misma calidad.
La marcalina (de 37 años) relató que pertenece a la tercera generación de una familia de caficultores y antes de poder procesar y exportar su café, tuvo que recorrer un largo camino, por lo que al tener su laboratorio, quiso ponerlo al servicio de los pequeños productores.
Esto con el objetivo de que conocieran la calidad del café que estaban cultivando y que pudieran negociar un mejor precio con los compradores.
En el laboratorio, Nancy y su esposo analizan las muestras de café que llevan los productores y hacen un análisis integral de las fincas, para extender un certificado de catación donde les indican el tipo de taza que tienen.
Cuando consideran que un café es apto para ser exportado, ofrecen asesoría y acompañamiento al caficultor para que pueda encontrar un mercado directo a donde exportar su producto.
Mientras que, cuando la calidad del aromático es baja, brindan recomendaciones “para que desde el proceso de cultivo puedan controlar la calidad de su café”.
En la actualidad, Aroma Café tiene cinco sucursales, comercializa cafés especiales en el mercado nacional y vende 400 quintales oro al año a compradores de EE UU, Inglaterra y Japón.
Además, apoya a un grupo de 40 productores en el proceso de exportación, ha capacitado a más de 50 jóvenes tanto en catación como barismo, y permite que artesanos vendan sus productos en las tiendas.
Nancy y Arturo manifestaron que “aunque el camino no ha sido fácil”, están orgullosos de lo que han construido, a la vez que motivan a los pequeños productores a que conozcan la calidad de su café para que puedan negociar mejores precios.
