Uno de los hechos más insólitos de los últimos años en un partido de fútbol se produjo el pasado fin de semana luego de que de forma increíble el árbitro central de un encuentro decidió sacar un arma de fuego.
El hecho se dio durante un partido en la liga regional de Brasil, en donde el colegiado Gabriel Murta alegó haber sido agredido con un puñetazo y una patada por uno de los jugadores suplentes del Amantes da Bola que invadieron la cancha para exigir la expulsión de un jugador del Brumadinho tras una falta.
En medio de la confusión, el árbitro fue al vestuario y regresó a la cancha con su revólver reglamentario. Inmediatamente fue contenido por varias personas mientras el supuesto agresor huía de la cancha para ponerse a salvo.
El jefe de la Comisión de Arbitraje consultó a varios policías y constató que Murta usó una técnica 'adecuada' en abordajes a delincuentes no armados, puesto que no puso el dedo en el gatillo y apuntó hacia abajo.
Eso hace pensar, según Bozzano, que el árbitro tenía por objetivo 'mantener su integridad física' y no quería matar a nadie, hecho por el que se decidió no sancionarle.
Murta nunca ha sido árbitro principal en partidos profesionales y su última actuación en un encuentro oficial de la Federación fue el 19 de septiembre pasado en un compromiso del Campeonato Mineiro para menores de 20 años.
