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Una rata que descarriló la Máquina

  • Actualizado: 25 mayo 2009 /

Cuando parecía que Olimpia estaba muerto y que no podría vencer a Real España en la final, él llegó para rescatarlo y darle vida. El uruguayo Ramiro Bruschi fue una pesadilla.

Cuando parecía que Olimpia estaba muerto y que no podría vencer a Real España en la final, él llegó para rescatarlo y darle vida. El delantero uruguayo Ramiro Bruschi se convirtió en un jugador determinante en el plantel blanco para conseguir el vigésimo segundo trofeo de campeón al anotar dos goles en los dos partidos de la final contra los sampedranos.

Una lesión en la pierna hizo que se perdiera gran parte de la segunda vuelta, pero volvió cuando más lo necesitaban y se convirtió en el hombre clave en ambos partidos de la final. En el primero en el estadio Morazán, el marcador iba 1-0 a favor de Real España. En una jugada impresionante se comió a grandes zancadas a los defensas aurinegros y al momento de encarar al portero Marcelo Macías lo venció con potente disparo e igualó los cartones. Ése fue uno de los momentos claves de este pulso final, ya que devolvía las esperanzas al cuadro blanco, que se miraba decaído. Ayer en el Nacional, el uruguayo escribió una historia importante. Cuando el primer tiempo expiraba y todo parecía se irían a las duchas con el marcador a cero, 'La Rata' aprovechó una falta de concentración de los defensas sampedranos Eric Vallecillo y Marlon Peña, el balón le cayó en los pies y con potente zurdazo venció a Macías para poner arriba a los leones. La ilusión crecía y el camino hacia la gloria comenzaba a pavimentarse para los merengues, que saltaban de emoción en el tablón capitalino. Real España no podrá olvidar el nombre de Ramiro Bruschi por mucho tiempo. Fue uno de los contrarios blancos más culpables de que no pudieran alzarse con el título número diez

Olimpia, un campeón luchador: Chelato Uclés

El fútbol tiene esas cosas. El equipo que se vio mejor en el campo por los tiros, los remates y la posesión del balón: todo eso fue el Real España.

Olimpia puso todo su corazón. Nunca construyó un ataque desde atrás, sino pelotas que recuperaba y por las que todos luchaban cuando buscaban superar a los del Real España, porque sus jugadores fueron los que tuvieron más movilidad, pero Olimpia los frenó.

A partir de balones perdidos por falta de concentración, el nuevo campeón lanzó sus esporádicos ataques. Bruschi, con su enorme voluntad, se movió de forma impresionante; incluso su gol no fue una jugada fabricada por el equipo, sino una acción desequilibrante en la que se confundieron los zagueros del España. Entonces el mérito no fue del equipo, sino de Ramiro Bruschi.

En el segundo tiempo, ocurrió lo mismo que en el primero. España siempre trató de propiciar la manera de llegar, consiguiendo tiros de esquina. Hasta en los remates había más jugadores del Real España que del Olimpia. Otro gran mérito del equipo albo es que todos los centros del Real España eran rechazados por la zaga olimpista; siempre supo devolver esos balones, ganando de arriba a los españolistas. Llegó el empate después de que Olimpia hiciera muchos despejes, pero uno le quedó a Melvin Valladares y la empujó. Olimpia hizo un contragolpe y luego cayó el gol con una zambullida de Fabio de Souza. El León fue campeón y luchó más de lo que jugó.