Enséñele a su hijo a compartir

Tome nota de cinco claves que le explican cómo enseñarle a su hijo a no ser egoísta.

  • 14 nov 2014

Es normal que los niños tengan actitudes egoistas, pero es necesario que los padres los corrijan pues de no ser así esto afectaría enormemente el futuro de los pequeños.

Tenga claro que aunque el niño sea egoísta, puede aprender a ser generoso, y para ello, los padres deben ayudar a que su egocentrismo disminuya y que comience a desarrollar ciertas habilidades sociales que le permitirán adaptarse a los diferentes ambientes de la vida que requieren de compañerismo y generosidad.

La edad común en que los niños entran en la etapa del egoísmo es entre 3 y 7 años.

Siga estos consejos:

1. Haga que compartir sea divertido. Enséñele juegos de equipo en los que varios jugadores trabajan juntos para alcanzar una meta común. Haga rompecabezas con él, tomando turnos para añadir piezas, por ejemplo. Comparta proyectos: plante hierbas aromáticas en macetas, pinte una puerta o lave el auto con él. Y por último, dele cosas para compartir con sus amigos de vez en cuando, como una merienda especial o calcomanías (pegatinas).

2. Antes de los 3 años no debe forzar a los niños a que compartan, ellos aún no entienden el concepto, se debe ir de a poco y a medida que crezcan enseñadles todo al respecto.

3. La utilización de palabras que estimulen y motiven a los niños a compartir también es importante. Cuando el niño deje que otro niño toque sus juguetes, felicítele diciéndole que él es muy bueno, tiene buen corazón y sabe ser amigo.

4. Si su hijo no suelta el juguete que su amiguito quiere, lo más seguro es que esté pensando “O él o yo”. Seguramente, el concepto de compartir el juguete ni tan siquiera se le haya ocurrido. Anímelo a que tome turnos con el juguete (prueba a usar un reloj con alarma para marcar el turno de cada niño). Explíquele que compartir no es lo mismo que regalar y dile que si comparte sus juguetes con sus amigos, será más probable que ellos compartan los suyos con él.

5. No compare a su hijo con otros niños. No todos los niños se desarrollan al mismo ritmo. Las habilidades sociales duran toda una vida y crecen a medida que nosotros mismos crecemos.