Hay algunos secretos de gran utilidad para lograr que las pastas se cocinen en forma correcta y queden a pedir de boca.
Para que no se peguen en el fondo de la cacerola hay que hervirlas en abundante agua: un litro por cada 100 gramos de pasta.
Si se desea lograr una cocción homogénea, el agua debe hervir a fuego medio, ni al máximo ni al mínimo.
Los expertos dicen que las pastas rellenas de ravioles, lasañas se deben retirar a medida que van aflorando a la superficie. En el colador se cuelan sólo las pastas secas y algunas frescas.
Si al querer cocinar los tallarines se observa que no entran en la olla, no hay que cortarlos. Primero hay que introducir nada más que la punta de la pasta y empujar con la mano la parte que queda afuera.
Luego, al ir ablandándose con el calor, los fideos van entrando solos en la cacerola. Recién en ese momento hay que mezclarlos con una cuchara de madera.
Para evitar que las pastas rellenas se abran hay que colocarlas en el agua antes de que comience a hervir. Nunca hay que revolverlas. Cualquier resto de pasta cocida se puede recalentar sumergiéndola unos minutos en agua hirviendo con sal.
Luego hay que cocerla y agregarle la salsa preferida. Si sobran fideos cocidos pero sin salsa, se puede hacer una tortilla agregando bastante cebolla de verdeo y perejil picados, y huevos.
Hay que recordar que la pasta cocida se conserva en la heladera hasta tres días.