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'No me dejes hijito”, rogaba madre del pequeño Ezequiel

  • 26 febrero 2016 /

Comayagua, Honduras.

En medio del dolor, el llanto y la consternación fueron sepultados en el Cementerio General de Comayagua los restos mortales de Ezequiel Alexander Hernández, el niño de seis años que fue vilmente asesinado por su padrastro Francisco Perdomo.

Con alabanzas y cánticos cristianos, sus padres, familiares, compañeros de escuela y amiguitos lo despidieron.

El féretro del pequeño Ezequiel penetró por las calles de Comayagua a través de un túnel hecho con globos desde donde salían las miradas expectantes y de confusión de sus compañeritos de la escuela Manuel Andara, en la que Ezequiel comenzaba a cursar el primer grado.

Cuando Ezequiel iba a la iglesia tomado de la mano de su madre en su mente siempre retumbaba el canto Somos soldaditos siervos del Señor. Esa era la alabanza que más disfrutaba cantar.

Ayer, mientras su compañeros de escuela la entonaban, su alma dulce e inocente partía rumbo al cielo.

Fue en el momento en que era sepultado el niño cuando sus compañeros con bombas blancas comenzaron a contar Somos soldaditos siervos del Señor.

En el momento en que la tierra comenzaba a caer sobre el ataúd en el que descansan los restos del niño, los lamentos aumentaron entre los padres y familiares del pequeño.

Foto: La Prensa

Amigos y compañeros de la escuela de Ezequiel Alexander Hernández cantaron la canción cristiana Somos soldaditos del Señor, haciendo un saludo con sus manos como homenaje de despedida al menor asesinado. Franklin Hernández, padre biológico del niño dijo que se lo dejaba todo a Dios.

Queda un vacío

Franklin Alexis Hernández, padre biológico de Ezequiel, expresó que después de sepultado su hijo el vacío que queda en su corazón nada lo podrá llenar.

En medio del profundo pesar, Patrocinia García Sánchez, madre del niño asesinado, declaró que su hijo está en las manos de Dios y que aún no ha muerto en su corazón, ya que para ella la seguirá viendo desde el cielo.

“Siento un inmenso dolor por la pérdida de mi hijo, pero ya está en manos de Dios y siempre vivirá en mi corazón, aunque físicamente no lo tenga, pero estará en el cielo”, expresó la progenitora con lágrimas que corrían por su mejillas.

Patrocinia Sánchez tenía un año y medio de haberse separado de Francisco Perdomo, el padrastro y asesino confeso de Ezequiel, debido a que en reiteradas ocasiones le comentó que soñaba con matar a una persona.

“Me separé porque noté que tenía problemas sicológicos, ya que me decía que miraba una sombras negras en su mente y que le decían que matara y se hiciera sicario, y al mirar esa situación no me gustó y decidí separarme”, explicó la acongojada madre.

Al acercarse al ataúd para darle el último a Dios a su niño, la madre alzó un grito y con lágrimas exclamó: “No me dejes hijito, no me dejes hijito”, de inmediato familiares y amigos la abrazaron para prestarle auxilio y expresarle frases de condolencia. Sobre el pequeño ataúd del infante, los familiares pusieron flores blancas, algunas cartas y derramaron abundantes lágrimas.

Foto: La Prensa

Patrocinia García Sánchez, la madre del infante, les pidió a las autoridades que le ayuden porque tiene cinco hijos más que mantener

Solidaridad

Los compañeros de primer grado de Ezequiel manifestaron su solidaridad con la madre de su compañero dándole cada uno un fuerte abrazo; sin embargo, no pudo contenerse y rompió en llanto, totalmente desconsolada.

“Te amo mamá”

Martha Maldonado, maestra de Ezequiel, lo describió como un niño que le gustaba jugar con sus compañeros, aplicado en la clase durante las pocas semanas que lo pudo observar.

“Era un niño juguetón... aplicado, aunque no estuvo en el kínder, pero era inteligente, asistió las dos semanas de clases sin faltar”, expresó Maldonado.

Los maestros mostraron el último dibujo que Ezequiel hizo en las aulas de clases y fue dedicado a su madre: un corazón pintado con el mensaje “te amo mamá”.

María Hernández, abuela paterna del menor asesinado, mandó un mensaje a los padres de familia después de la desafortunada experiencia que les tocó vivir. “Ahora solo me queda dar un mensaje a las madres que cuiden a su hijos, que es lo más sagrado que Dios nos ha dado, aunque estén solteras o con su pareja, cuídenlos, ya que nosotros solo nos queda lamentar la pérdida de mi nieto, pero sabiendo que está en el cielo, que era de Dios; aunque se fue de la manera más cruel”, declaró.

Los restos del pequeño Alexander descansan en el Cementerio General de Comayagua.