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Mujer que descuartizó a su marido lo había mandado a comprar gasolina

  • 27 diciembre 2015 /

Santa Bárbara, Honduras

La persona que lo descuartizó con un hacha lo mandó a comprar la gasolina con la que le pondría fuego para ocultar el horrendo crimen ocurrido antes de Navidad en la colonia 6 de mayo del municipio de Macuelizo, en el departamento de Santa Bárbara, occidente de Honduras.

Marcos Chacón tomó el envase de plástico y se encaminó a un cercano taller de mecánica de donde le llevó el combustible a su amante Adalia Rivera, a quien los familiares de la víctima señalan como la autora del asesinato.

La comunidad de Callejones, municipio de Macuelizo, Santa Bárbara, no se explica cómo una mujer pudo ser capaz de cometer el espeluznante crimen contra el humilde hombre que se había enamorado ciegamente de ella.

Marcos Chacón (de 57 años) estaba solo desde que su esposa, con la que procreó dos hijos, se fue para Estados Unidos hace unos diez años. Estaba viviendo en una casa de bloques que construyó en el barrio La Colonia, de Callejones, adonde lo visitaba con frecuencia la que sería su peor pesadilla. La casa la tenía en venta porque quería construir otra en Chalmeca, adonde vivía Adalia.

El hombre trabajaba en La Entrada, Copán, con el programa gubernamental Vida Mejor; pero aparte de eso también le hacía a la albañilería y la agricultura. Ese martes 22 de diciembre estaba trabajando en la construcción de una casa cuando lo llamó Adalia diciéndole que lo estaba esperando en la casa de La Colonia. Serían las ocho de la mañana cuando la pareja se encerró en la vivienda como era costumbre cada vez que ella llegaba de la comunidad de Chalmeca.

Se supone que ella estuvo cocinando, pues se veía salir humo de la chimenea, dijo la vecina de al lado. En efecto, cuando el cuerpo fue encontrado desmembrado, sobre la hornilla de tierra había una olla de sopa de frijoles todavía caliente.

Foto: La Prensa

Adalia Magda Rivera comparecerá hoy a su primera audiencia en el Juzgado de Letras
de lo Penal.
A los vecinos no les extrañaban aquellos encuentros conyugales; pero se alarmaron después que pasaron las horas y no salía nadie de la casa, sobre todo al escuchar gritos de auxilio en su interior. Estos fueron apagados por un equipo de sonido que alguien puso a todo volumen dentro de la vivienda con música reguetón, según versiones recabadas en el lugar.

Antes del mediodía, una vecina llegó a tocar la puerta para preguntar a Marcos si iba a querer tortillas. Al abrir, Adalia le aseguró que este se había ido para La Entrada. Lo mismo le dijo a Brenda, una adolescente con un leve retardo mental que siempre llegaba a visitar a su tío; pero la cipota logró entrar a tomar agua. A esa hora supuestamente ya había ocurrido la orgía de sangre; sin embargo, dice que no vio nada porque nomás llegó a la sala.

Asegura que dentro de la casa también estaba un hombre moreno que usaba una gorra azul, quien la obligó a salirse. Esta versión no la comparte el alcalde auxiliar de Callejones, René Ramos, quien llegó poco después con nueve hombres y se encontró con la escena dantesca. No cree que hubiera otra persona allí porque mientras unos vecinos entraban a la casa, otros la rodearon. Solo estaba ella.

“Cara de asesina me han visto”, dijo con pasmosa serenidad la mujer a los que entraron tratando de averiguar lo sucedido. Ramos dice que aunque todo indique que ella sea la culpable, será el juez quien dará un veredicto sobre el caso.

Foto: La Prensa

En las gráficas se ve la refrigeradora en la que fueron encontrados restos humanos, lo mismo que diferentes partes de la casa adonde ocurrió el macabro hecho.

Escena

Uno de los primeros en descubrir la escena macabra fue Pedro Miranda, sobrino de la víctima. Este estaba arrancando frijoles cuando le informaron sobre el posible crimen contra Marcos Chacón. “Nadie tenía valor de abrir la puerta del dormitorio. Volteé la cama de colchón y allí estaba un saco de los que se usan para abono, chorreando sangre”. A Pedro le pareció extraño que dentro de ese costal pudiera caber el cuerpo de su tío. “Lo que yo no sabía es que esa mujer lo había hecho pedazos. Esa gente no tiene corazón”, expresó indignado por la muerte que le dieron a “un hombre sencillo que no se tomaba ni una cerveza”.

Salió de la casa como si lo que había visto no le hubiese afectado, pero resulta que a los pocos minutos sintió que se le aflojaron las piernas al recordar la sangrienta escena que vio en el dormitorio y el baño. En la sala solo había dos mesas como mobiliario y la bicicleta que Marcos usaba para circular por el poblado divido en dos por la carretera que conduce a La Entrada, Copán.

En una pieza contigua está la hornilla de tierra, tipo ecofogón, con la chimenea fuera del techo de zinc. En el traspatio había leños amontonados que Marcos había picado con el hacha supuestamente usada por la persona que le quitó la vida.

La refrigeradora de seis pies estaba en el dormitorio, lúgubre por falta de suficiente luz. La persona que cometió el crimen metió en la “refri” restos humanos embolsados. Al principio se dijo que allí estaba la cabeza, pero esta fue encontrada hasta el día siguiente, ya cuando los otros segmentos del cuerpo habían sido llevados a la morgue de San Pedro Sula por Medicina Forense.

La cabeza estaba metida en una bolsa de supermercado y esta a la vez dentro de un tambo de plástico cubierto con el cascarón de una piñata reventada. Por eso no la hallaron los forenses, quienes volvieron por ella el jueves.

El alcalde auxiliar cree que la mujer al cometer el crimen se puso otra ropa para no manchar de sangre la suya, pues salió bien bañada y cambiada a tomar un bus en la carretera hacia occidente. Al parecer tomó una ducha en el mismo baño adonde fue encontrado un brazo del difunto, y se puso un pantalón azul oscuro y una blusa negra floreada. Así la vio Ramos subiéndose a un bus frente a la casa donde él vive.

Las paredes del baño estaban hollinadas, prueba de que allí quisieron quemar los restos humanos supuestamente con la gasolina que el mismo Marcos compró.

Adalia fue detenida en horas de la noche en su casa de Chalmeca y enviada al presidio de Santa Bárbara, adonde guarda prisión. No negó ni aceptó los cargos, pero aseguró que con Marcos solo eran amigos.

Foto: La Prensa

Marcos Chacón fue un activista del Partido Nacional que trabajaba en el programa gubernamental Vida Mejor. También era constructor y agricultor, como se aprecia en la gráfica inferior.

Para saber

1-Le había dicho a sus amigos que quería vender la casa de Callejones y construir una en Chalmeca, adonde vive la mujer que supuestamente lo asesinó.

2-La Policía no tiene una causa del crimen, pero la gente especula que tiene que ver con ambiciones de alguien por los bienes del difunto.

3-El ataúd donado por Nelson Medina, regidor de la Municipalidad de Nueva Arcadia, sigue esperando en la morgue de San Pedro Sula, ya que los restos serán entregados en enero.