La sociedad sampedrana y la comunidad diplomática en Honduras recibieron ayer la noticia del fallecimiento del empresario Roberto Antonio Canahuati Duaje, quien era cónsul honorario de la República de Perú en San Pedro Sula.
Ayer cerca de las 6:00 pm, un auto pick up color gris chocó con la motocicleta en la que se conducía el empresario Canahuati en el bulevar que lleva a Villas MacKay.
Según testigos, la moto fue embestida por el auto, cuyo conductor se entregó a las autoridades. Hasta la escena acudieron conocidos empresarios para solidarizarse y lamentar la pérdida de quien fungiera por dos años como miembro del Cuerpo Consular Sampedrano representando al gobierno peruano.
Las autoridades de la Policía de Tránsito decomisaron el vehículo para realizar la investigación en torno al accidente.
Visionario
Roberto Canahuati Duaje era un empresario respetado en el país. Fundó y gerenció la empresa Mimbres de Honduras y actualmente estaba dedicado a su familia, a la vida diplomática, a sus negocios personales y a la crianza de caballos peruanos de paso.
Nació un 1 de febrero en el hogar conformado por don Antonio y Evelyn Canahuati y estaba casado con la dama Jeannie Pellman de Canahuati.
Era padre de tres hijos: Roberto, Eugenio y Andrés. Tenía seis nietos, cinco niñas y un varón. En vida, Roberto Canahuati se dedicó al trabajo y a su familia. Además apoyaba diversas causas solidarias de la ciudad.
Para su familia, Roberto Canahuati representaba un apoyo incondicional y la fortaleza, ya que su personalidad de líder siempre lo caracterizó e hizo forjar unos hijos que han seguido su ejemplo de honestidad y dedicación.
Conmoción diplomática
Desde su gestión como cónsul honorario de Perú, Roberto Canahuati Duaje se distinguió por ser muy colaborador y apoyar las actividades de proyección de la asociación Cuerpo Consular Sampedrano. Para el presidente del gremio consular, Gregory Werner, esta pérdida es lamentable.
“Roberto fue un amigo y compañero que se destacó como cónsul y para nosotros es consternante saber que ya no estará con nosotros”.
Sus familiares y cercanos amigos lo recuerdan como un hombre visionario, inteligente, responsable, trabajador incansable y siempre muy apegado a su esposa, hijos y padres, con quienes mantenía estrecha comunicación.
La noticia de su fallecimiento fue conocida casi de inmediato entre la sociedad sampedrana y ha provocado pesar entre quienes compartieron con él en vida.
Para el empresario Juan Bendeck, la noticia ha sido desgarradora porque “Roberto fue muy tranquilo, muy medido y con una gran cortesía. Siempre demostró una relación cordial con todos los cónsules y siguió el ejemplo de su padre Antonio Canahuati, quien hace muchos años se desempeñó como cónsul de Belice en San Pedro Sula”.
El cónsul honorario de Japón, Karin Qubain, afirmó “estamos dolidos por la tragedia”.