Tegucigalpa, Honduras.
Por instantes hay lágrimas, minutos después recuerdan anécdotas, luego les invade la consternación y finalmente el silencio se apodera de la humilde habitación de madera que escasamente deja colar los rayos del sol.
Así es el ambiente en el que familiares y amigos dieron el último adiós a Franklin Josué Arias García (de 17 años), una de las dos víctimas de la explosión ocurrida el pasado martes en el desvío hacia la aldea de Mateo.
La otra víctima mortal respondía al nombre de Francis Pastor Aguilar Triminio. Ambos eran compañeros de labores. Este último fue llevado a la aldea El Naranjal, en Cantarranas, Francisco Morazán, adonde se le dio terraje.
La sala de una modesta vivienda ubicada en la colonia Montes de Bendición sirvió de espacio para que amigos y vecinos mostraran a la familia sus muestras de pesar por la irreparable pérdida. Su tía Eva García recordó que Franklin luchaba por un mejor futuro para su madre, doña Rosibel García. “Ellos alquilan la casa donde viven y él era quien pagaba el alquiler”, compartió. En una humilde vivienda de madera, situada en la colonia Ramón Amaya Amador, vivió los años de infancia y adolescencia junto con su progenitora y hermanos. El lecho de su muerte reflejó lo laborioso que era en vida. José Núñez, primo de Franklin manifestó que “a él le gustaba mucho el trabajo, era un buen trabajador y mantenía a su familia”.
La vida en los barrios capitalinos se presta para acumular amistades, y el fallecido tenía las características de relacionarse fácilmente con sus contemporáneos.
Comisión investiga
Una comisión del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Sanaa) investiga las causas que provocaron la tragedia en la que perdieron la vida dos obreros.
Carlos Hernández, subgerente de la División Metropolitana del Sanaa, detalló que una de las causas puede ser la alta presión de aire que se aplicó para hacer las pruebas en las tuberías de 600 milímetros de diámetro, con lo que se determina si no existía fugas y que todo estaba correcto. Otra causa puede ser la mala manipulación de la tubería al momento de hacer los trabajos.
Lo que pasó es que estaban haciendo pruebas de presión para determinar si estaba bien pegada la tubería, lo que se puede realizar con agua o con aire y, en este caso, fue con aire y se le aplicó una presión de 120 libras, que es algo muy fuerte”, enfatizó Hernández.
Por instantes hay lágrimas, minutos después recuerdan anécdotas, luego les invade la consternación y finalmente el silencio se apodera de la humilde habitación de madera que escasamente deja colar los rayos del sol.
Así es el ambiente en el que familiares y amigos dieron el último adiós a Franklin Josué Arias García (de 17 años), una de las dos víctimas de la explosión ocurrida el pasado martes en el desvío hacia la aldea de Mateo.
La otra víctima mortal respondía al nombre de Francis Pastor Aguilar Triminio. Ambos eran compañeros de labores. Este último fue llevado a la aldea El Naranjal, en Cantarranas, Francisco Morazán, adonde se le dio terraje.
La sala de una modesta vivienda ubicada en la colonia Montes de Bendición sirvió de espacio para que amigos y vecinos mostraran a la familia sus muestras de pesar por la irreparable pérdida. Su tía Eva García recordó que Franklin luchaba por un mejor futuro para su madre, doña Rosibel García. “Ellos alquilan la casa donde viven y él era quien pagaba el alquiler”, compartió. En una humilde vivienda de madera, situada en la colonia Ramón Amaya Amador, vivió los años de infancia y adolescencia junto con su progenitora y hermanos. El lecho de su muerte reflejó lo laborioso que era en vida. José Núñez, primo de Franklin manifestó que “a él le gustaba mucho el trabajo, era un buen trabajador y mantenía a su familia”.
La vida en los barrios capitalinos se presta para acumular amistades, y el fallecido tenía las características de relacionarse fácilmente con sus contemporáneos.
El féretro del joven es observado por los vecinos mientras era velado en la casa de habitación de un pariente.
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Una comisión del Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Sanaa) investiga las causas que provocaron la tragedia en la que perdieron la vida dos obreros.
Carlos Hernández, subgerente de la División Metropolitana del Sanaa, detalló que una de las causas puede ser la alta presión de aire que se aplicó para hacer las pruebas en las tuberías de 600 milímetros de diámetro, con lo que se determina si no existía fugas y que todo estaba correcto. Otra causa puede ser la mala manipulación de la tubería al momento de hacer los trabajos.
Lo que pasó es que estaban haciendo pruebas de presión para determinar si estaba bien pegada la tubería, lo que se puede realizar con agua o con aire y, en este caso, fue con aire y se le aplicó una presión de 120 libras, que es algo muy fuerte”, enfatizó Hernández.