San Pedro Sula, Honduras.
En una zona del sector Sandoval Sorto, adonde ni la Policía puede permanecer por más de media hora por peligrosa, se produjo un hecho sangriento que mantiene sumida en el dolor a una humilde familia.
La víctima es Reina Isabel Fuentes, quien durante sus 34 años de vida ha permanecido prácticamente inmóvil porque nació con una deformación congénita en sus piernas. Aparte de eso, era epiléptica.
La tarde de un sábado, la joven estaba viendo televisión encerrada en su casa del conflictivo sector cuando tres balas atravesaron una puerta de madera y una de ellas pasó de lado a lado su endeble cuerpo. Los proyectiles provenían de una supuesta refriega con armas de fuego que había en la calle. Nadie cree que el ataque haya sido dirigido a la familia porque esta vive ajena a los conflictos de maras que la rodean.
Llegar a la colonia Reparto Lempira, adonde sucedió el hecho, es como llegar a un nido de víboras porque es el escenario donde las pandillas se mueven con toda libertad. En las paredes de algunas de las casas se leen grafitis con los nombres de estos grupos antisociales que de vez en cuando se enfrentan entre ellos por la disputa de territorio.
Siguiendo a una patrulla de la posta de ese sector llegamos hasta la casa de los Fuentes, con la advertencia hecha por los uniformados que no deberíamos permanecer por mucho tiempo en el lugar.
Frente a la vivienda de concreto, un tendal de ropa asoleándose frente a la calle por falta de patio parece saludar a los visitantes. Adentro, en la sala desprovista de muebles, Julia Fuentes termina de secarse las lágrimas para contestar nuestras rápidas preguntas. “Era mi hermana, pero yo me quedé a cargo de ella y de mi papá desde que murió mi madre hace tres años”, dice la mujer tratando de sacar fuerzas de su dolor.
Cuando sucedió la tragedia, Julia Fuentes todavía no había regresado de su trabajo en un laboratorio de la ciudad. Solo estaba su hija Karla haciéndole la comida a la discapacitada, y otros familiares.
En una zona del sector Sandoval Sorto, adonde ni la Policía puede permanecer por más de media hora por peligrosa, se produjo un hecho sangriento que mantiene sumida en el dolor a una humilde familia.
La víctima es Reina Isabel Fuentes, quien durante sus 34 años de vida ha permanecido prácticamente inmóvil porque nació con una deformación congénita en sus piernas. Aparte de eso, era epiléptica.
La tarde de un sábado, la joven estaba viendo televisión encerrada en su casa del conflictivo sector cuando tres balas atravesaron una puerta de madera y una de ellas pasó de lado a lado su endeble cuerpo. Los proyectiles provenían de una supuesta refriega con armas de fuego que había en la calle. Nadie cree que el ataque haya sido dirigido a la familia porque esta vive ajena a los conflictos de maras que la rodean.
Llegar a la colonia Reparto Lempira, adonde sucedió el hecho, es como llegar a un nido de víboras porque es el escenario donde las pandillas se mueven con toda libertad. En las paredes de algunas de las casas se leen grafitis con los nombres de estos grupos antisociales que de vez en cuando se enfrentan entre ellos por la disputa de territorio.
Se supone que la balacera fue provocada por grupos pandilleros que mantienen en zozobra a los habitantes de ese sector, adonde ni la Policía puede permanecer por mucho tiempo.
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Frente a la vivienda de concreto, un tendal de ropa asoleándose frente a la calle por falta de patio parece saludar a los visitantes. Adentro, en la sala desprovista de muebles, Julia Fuentes termina de secarse las lágrimas para contestar nuestras rápidas preguntas. “Era mi hermana, pero yo me quedé a cargo de ella y de mi papá desde que murió mi madre hace tres años”, dice la mujer tratando de sacar fuerzas de su dolor.
Cuando sucedió la tragedia, Julia Fuentes todavía no había regresado de su trabajo en un laboratorio de la ciudad. Solo estaba su hija Karla haciéndole la comida a la discapacitada, y otros familiares.
Karla comentó que una de las tres balas que entraron a la casa desde la calle le pasó zumbando cerca de la cabeza en el momento en que acudía a auxiliar a Reina.
Reina estaba sentada en su mueble favorito en el que recién la habían acomodado sus familiares, luego de bañarse “y ponerse bonita”. Aquella tarde cuando la muerte rondaba la vivienda se fue a bañar para ver televisión. “Estuvo bañándose y lavándose el pelo desde las dos a las cuatro de la tarde. Decía que quería estar bonita, como si presintiera algo”.