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Así fue la balacera en la que acribillaron a pandillero

  • 02 febrero 2016 /

En apenas dos minutos, ocho sujetos acribillaron en el interior de un hospital privado a un cabecilla de la Pandilla 18.

Tegucigalpa, Honduras

La balacera donde fue acribillado un recluso y un custodio fue registrada en video por las cámaras de seguridad del Centro Médico de La Granja de Tegucigalpa.

Con una velocidad de horror, en apenas dos minutos, ocho sujetos desconocidos acribillaron en el interior de un hospital privado a un cabecilla de la Pandilla 18 y a un custodio del Instituto Nacional Penitenciario (INP) la noche del martes en Tegucigalpa, capital de Honduras.

Fuentes detallaron que el video de las cámaras de seguridad del centro hospitalario en donde Manuel Isaac Dubón Chacón (33), alias “El Dreamer”, quien recibía atención médica tras haber sufrido una quemadura en su pecho, fue acribillado en apenas dos minutos.

“Ellos (los hechores) entran a las 7:29 pm con varios segundos y salen a las 7:31 con segundos, fue rápido”, dijo la fuente.

Los perpetradores del doble crimen vestían chalecos antibalas presuntamente con identificación de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) y cubriendo su rostro con pasamontañas.

En el video se observa cuando los ocho mareros se bajan del vehículo 3.0, marca Toyota Hilux, con placas y de color entre gris y negro (sujeto a confirmación).


Los delincuentes se dirigen al hospital. Al frente de ellos va el que conducía, un hombre de contextura gruesa.

A unos metros de la puerta del área de emergencia se encontraba Noé Perfecto Molina Chacón (45), padre de seis hijos y con 20 a­ños de servicio policial.

El agente penitenciario o custodio fue encañonado por el grupo de maleantes, y tras quitarle su fusil de reglamento, lo esposaron, sus manos fueron puestas hacia atrás, y lo obligaron a tirarse el suelo.

“Al hospital entran cinco sujetos y tres se quedan con el custodio, pero después entran otros dos, quedando solo uno con el custodio”, comentó la fuente.

En lo que los mareros entran comienzan a gritar que se tiren al suelo y un joven que de los nervios se quedó quieto fue empujado con el fusil para que se tirara al suelo.

Otros dos custodios solamente fueron despojados de sus fusiles mientras les apuntaban a la cabeza, pero estos se arrodillan y piden que no los maten, por lo que solo los esposan con las manos hacia atrás y los tiran al piso boca abajo.

Familiares del pandillero fueron obligados a separarse de él, quien ya se había puesto de pie cuando miró entrar a los encapuchados. Sin mediar palabra, los criminales le disparan al cabecilla de la pandilla infiriéndole al menos 140 disparos, al grado que le destruyeron su cabeza.

En la escena del crimen los técnicos contabilizaron 143 casquillos de fusiles AK-47, 223 y 5.56.

Después de cometer el crimen, los siete mareros salen caminando rápidamente del hospital y el que permaneció afuera vigilando al custodio, se le acerca y le dispara en dos ocasiones provocándole la muerte de forma inmediata.