Corría el año de 1947 la ciudad de Tegucigalpa estaba siendo adoquinada por los reclusos de la Penitenciaría Central, el general Tiburcio Carías Andino había dado la orden de que los reos no estuvieran ociosos y que se les hiciera trabajar pagándoles un salario mínimo, ellos estaban encargados de adoquinar la ciudad.
Entre los reclusos había un enano que, según las autoridades había asesinado a un hombre que pretendía a su mujer... que dicho sea de paso no era una enana como él sino que una mujer normal, por su pequeña estatura el enano jalaba arena para acomodar los bloques de piedra, él se llamaba Elías y era un tipo de mal carácter, amargado, busca pleitos y como todos lo conocían nadie le ponía atención.
Dentro del Penal el enano se dedicaba a las artes ocultas durante los días de visita lo visitaban hombres y mujeres para que les leyeran las cartas, era muy hábil con la baraja española para decir el pasado, el presente y el porvenir, su clientela era numerosa ganaba fuertes cantidades de dinero.
Además de la lectura del naipe, era un experto en el conocimiento de plantas medicinales, hacía hechizos y conjuros y su fama se había extendido por los barrios de la capital así como en diferentes pueblos del país. El director del Penal a veces le consultaba sus asuntos personales los que el enano investigaba y daba excelentes respuestas a las preguntas formuladas por el jefe.
Un día conoció a una joven campesina, no era una mujer bonita, pero derrochaba gran simpatía, además el enano le gustaba, en otras palabras hubo química entre aquellas dos personas.
Fidelina que así se llamaba la joven que llegaba todos los días de visita a ver a su novio cuando cuatro reclusos se le acercaron, uno de ellos le dijo: Fidelina no seas tonta, tu novio guarda mucho dinero, solo él sabe donde lo oculta, le faltan ocho años para salir de aquí te podemos ayudar a ser rica cuando descubras donde tiene el dinero ese enano.
Durante muchos días los hombres se fueron ganando la confianza de Fidelina, por su parte el enano estaba enamorado de ella y comenzó a confiarle sus cosas.
Si es cierto que me vas a esperar durante los próximos años te aseguro que no vas a padecer de hambre, soy muy hábil para engañar a la gente con las cartas y otras cosas, tengo mucho dinero guardado que será de los dos.
La mujer nunca le preguntó donde guardaba el dinero era muy inteligente para echar a perder todo. Bueno, solo usted sabe dónde guarda su dinero, a mí no me interesa eso lo quiero como un ser humano, no soy una interesada, me parece como si me estuviera probando... no, por favor, no piense eso Fidelina.
Un día le dijo a la mujer donde guardaba el dinero, cuando salíamos a poner adoquines yo llevo el dinero que me gano y lo escondo debajo de unos adoquines que están situados bajo el puente que cruza el mercado Los Dolores, uno de ellos tiene una señal con pintura azul, se ven como si no hubiera nada ahí, cuando yo le diga que saque el dinero será para casarnos aquí en la Penitenciaría yo le diré que cantidad sacar.
Con el secreto descubierto la mujer le dijo a los cuatro reclusos que ya sabía donde lo guardaba pero que mientras él viviera no se podía hacer nada. Nosotros nos encargamos de él, así que no te preocupes Fidelina nos das la mitad de lo que hay escondido y no te volvemos a ver jamas. Una mañana el enano amaneció ahorcado en su celda, los reos dijeron que no se explicaban por qué se había quitado la vida.
Mientras le daban terraje al enano, Fidelina llegó bajo el puente que unía al Mercado Los Dolores vio al adoquín pintado, removió con fuerza la pesada piedra y ahí estaba una bolsa de cuero llena de dinero y joyas, el día de visita fue a la penitenciaria donde muchos le dieron el pésame por la muerte de su novio, se reunió con los cuatro reclusos y les dio la mitad de lo que había encontrado, luego salió del centro penal.
Una noche cuando los privados de libertad dormían plácidamente se escucharon unos pasitos en una de las celdas, uno de los reos de la celda vecina puso atención a los pequeños pasos, juraría que es el espíritu del Enano, que Dios nos ampare!! Los cuatro reos que dormían plácidamente no se dieron cuenta que alguien les colocó una soga en el cuello, y al mismo tiempo una fuerza invisible los suspendió hasta que murieron ahorcados pendientes del techo.
La noticia corrió de boca en boca, se decía que los cuatro habían hecho un pacto suicida. Cuando Fidelina se enteró de lo sucedido comenzó a sentir miedo, su corazón le decía que había ocurrido algo sobrenatural. Una noche escuchó en sueños la voz del enano que le decía: Devuélveme el dinero maldita o vas a correr la misma suerte de tus amigos, despertó sobresaltada, agarró el saco de cuero, colocó el dinero que tenía y se fue para la capital.
Llegó en horas de la noche, levantó el adoquín y metió el saco, luego abandono el lugar. Las calles estaban solas, de pronto sintió que unos pequeños pasos la seguían, corrió con todas sus fuerzas.
Lo extraño es que corría y corría y no pasaba del mismo lugar, de la nada silbó una cuerda en el aire suspendiendo a la mujer del cuello la cuerda quedó atada a un árbol y una fuerza invisible tiró de ella, el cadáver de la mujer quedó balanceándose en el aire.
El reo que había escuchado los pasos en la penitenciaría sacó sus conclusiones, el fantasma del enano regresó del más allá para vengarse.