Entonces, esta semana me fui a visitar el Centro de Investigación y Capacitación Jesús Aguilar Paz, allá por Peña Blanca, muy cerquita del Lago de Yojoa. Un sitio más que interesante y que pertenece a la Escuela Superior del Café del Instituto Hondureño del Café.
La Escuela Superior del Café es un sistema de formación educativa para los diferentes actores de la cadena agroindustrial del café. Está dividida en cinco escuelas temáticas: catadores, administradores de empresas cooperativas, administradores de fincas, mecánicos rurales y beneficiadores de café. De esta forma, en un amplio abanico, la Escuela Superior ha creado una nueva generación de caficultores en todas las etapas del proceso. Son ellos, maestros y alumnos, en gran medida, los que han propiciado el despegue del café hondureño a nivel mundial. Un esfuerzo que ha contado con el apoyo decidido de la Cooperación Española desde hace siete años.
Una gran experiencia
Dentro del Centro de Investigación tuve la oportunidad de convivir con los alumnos de la Escuela de Catadores y ser testigo de una catación profesional de café. Un evento que cambió radicalmente mi forma de apreciar el café hondureño. Y de esto con seguridad les comentaré en otra oportunidad. Pero también tuve la oportunidad de conocer el más grande laboratorio de cultivos de tejidos vegetal de toda Centroamérica, dedicado a la producción in vitro de híbridos F1 de Coffea arábiga o café arábigo. El laboratorio utiliza el método de embriogénesis somática; a partir de un centímetro cuadrado de una hoja de una planta madre de excelente calidad genética, se es capaz de reproducir entre 200 a 300 plantas nuevas.
¡Las maravillas de la clonación!
Actualmente, el laboratorio ha logrado reproducir con éxito tres híbridos de café arábigo a los que denominan Casiopea, Milenio y Centroamericano. Las primeras 125,000 plantas de estos híbridos serán destinadas para 60 parcelas de validación ubicadas en diferentes partes del territorio nacional.
Cuando el laboratorio alcance su nivel máximo, estará en capacidad de producir cerca de un millón de plantas anuales para distribuir a los productores nacionales; híbridos de café con características superiores en productividad, calidad de taza y resistencia a enfermedades.
Gracias a esfuerzos como estos, el café hondureño ha logrado superar las antiguas barreras que aquejaban a la agroindustria y colocarlo en sitios realmente de importancia mundial. Una muestra de que en Honduras, sí se puede.