05/12/2025
10:00 PM

'No tengo diferencias con el ministro Marlon Escoto”: Marcial Solís

Marcial Solís es líder de la comisión de calidad educativa de Honduras.

San Pedro Sula, Honduras.

Alejar a los niños de las garras de la delincuencia por medio de la tercera reforma educativa anunciada por el presidente Juan Orlando Hernández en su toma de posesión es uno de los grandes retos del Estado.

Según Marcial Solís, coordinador de la comisión presidencial para la calidad educativa, los reglamentos de la Ley Fundamental de Educación están diseñados para lograrlo sin problemas mediante estrategias como la universalidad de la educación prebásica y la implementación de la tecnología.

Esto fue lo que dijo a LA PRENSA en exclusiva sobre estos asuntos.

-Se ha dicho que usted no mantiene una buena relación con el ministro de Educación, Marlon Escoto. ¿Es cierto?

Tuvimos diferencias en su momento, porque me preocupa que los niños entrarán a primer grado sin haber hecho prebásica. El ministro ha tomado una serie de decisiones y yo no estaba seguro de que los resultados fueran los que él quería. Mi intención nunca ha sido entrar en controversia, así que no tengo ninguna discrepancia con él ni con nadie.

-¿En qué consiste la universalidad de la educación prebásica?

La mayor garantía -lo dicen estudios internacionales- de que los ciudadanos puedan llegar a nivel universitario es tener una buena prebásica. Por tal razón queremos un país de hombres y mujeres victoriosos. Nos urge levantar el nivel de prebásica. Debe ser obligatoria; a esto se refiere.

-¿Cuáles son los puntos claves de la tercera reforma educativa?

La descentralización es una de las claves. Las direcciones departamentales ahora serán pequeños ministerios. Tienen que manejar su presupuesto y rendir cuentas. Ahora habrá una competencia donde cada departamento querrá ser el mejor. La introducción a la tecnologías es otra de las claves; no solo es dotar de computadoras a los centros, sino ingresarles contenidos adecuados para la educación.

-¿Qué son los reglamentos de la Ley Fundamental de Educación? ¿Cómo va el proceso de crearlos?

La ley dice qué hacer y el reglamento manda cómo hacerlo. Una ley sin reglamento es como un carro sin llantas: no puede andar. Los reglamentos están listos para ser presentados. Se crearon reglamentos puente que amarran uno al otro para tener integrado el sistema de educación.

-¿Qué se pretende implementar con la tercera reforma educativa?

La Ley Fundamental de Educación de Honduras dice que el personaje principal es el estudiante.

A partir de 2018, los docentes que entren a dar clases tiene que ser licenciados. La ley habla de educación de calidad, descentralización, planificación y resultados. Es en vías de mejorar el sistema.

-¿La descentralización podría dar pie a la corrupción el sistema educativo?

La corrupción ya existe; los compadrazgos, los favoritismos, más bien es lo que vamos a erradicar. No se trata de que 18 departamentales se conviertan en ‘ministritos’. Ellos tienen que rendir cuentas. Hay normas de políticas públicas donde se giran instrucciones del Presidente hacia abajo y ellos tienen que ver y rendir cuentas a su jefe.

-¿Cuáles son los principales retos para la tercera reforma?

Cuando los cipotes salen de sexto grado no sienten la necesidad de seguir estudiando.

Antes hablábamos de seis años de primaria; ahora, nueve años de educación básica. Todos son obligatorios.

Tenemos casi un millón de niños que no estudian ni trabajan; pueden ir a parar fácilmente a las maras, al crimen organizado. Es un peligro para el país y ese es otro reto importante. En todos se ha trabajado; eso queremos mejorar.

-¿Ha pensado en la posibilidad de ser el próximo ministro de Educación? ¿Aceptaría?

El presidente de la República jamás me ha ofrecido ese cargo y no lo he pedido. Se pagan grandes precios por estar en esos puestos.

El mundo de la educación es muy ingrato. No está en mis planes. Eso depende del Presidente; si él lo propusiera, tendría que pensarlo. Por ahora estoy bien en lo que estoy. Mientras tenga su confianza, estaré ahí. Después, Dios dirá.