“Tenía 16 años cuando viví una situación de violencia sexual. Solo sabía que no quería seguir recordando, que no quería seguir viviendo, que no quería que me pasara lo mismo de nuevo”, cuenta Rocío.
Continúa su relato diciendo que “no podía dormir, a veces he soñado que me sigue y quiere volver a abusar de mí. Me levantaba asustada, llorando”, expresó la joven de 18 años, quien tuvo que buscar atención psicológica para superar su crisis.
En Honduras, según datos del Ministerio Público, entre enero de 2021 y noviembre de 2022 se reportaron 5,721 denuncias por delitos sexuales.
Sin embargo, la mayoría de los casos de violencia sexual no son denunciados, por lo tanto, el número de personas afectadas es probablemente mucho mayor, consideran organizaciones como Médicos sin Fronteras (MSF).
En los primeros nueve meses del año los equipos de la organización han atendido 586 casos de violencia sexual en San Pedro Sula, un aumento del 15% en comparación con el mismo período del año anterior.
“La violencia sexual puede tener consecuencias importantes en la salud física y mental de las personas sobrevivientes. Por eso se le ha considerado como una emergencia médica invisibilizada que requiere de una inmediata atención”, explicó Carina Perotti, referente médica del proyecto de MSF en la Capital Industrial.
Perotti destacó que en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebra este sábado 25 de noviembre, es importante hacer un llamado a las autoridades y ejecutores de justicia en el país, puesto que las mujeres, adolescentes y niñas son las más afectadas por la violencia sexual.