San Pedro Sula, Honduras.
Una pequeña lluvia de apenas cinco minutos puede provocar que la 13 calle de San Pedro Sula ceda ante la fuerza de la naturaleza, convirtiéndola en una auténtica quebrada capaz de arrastrar a su paso carros, escombros o casi cualquier cosa que se ponga por enfrente.
La situación no es nueva, y para los pobladores que viven sobre la 13 calle, el miedo de revivir los momentos más crudos productos de las inundaciones sobre esta vía, está siempre latente, sobre todo uno de los ocurridos en el invierno de 2014, ocasión en la que el asfalto de la artería fue arrancado por las corrientes, varias viviendas sufrieron daños y llenas y gran cantidad de vehículos fueron llevados cuesta abajo por las aguas que cubrieron las calles.
La tarde-noche de este recién pasado lunes los residentes temieron un suceso parecido al de hace casi una década, pues la tormenta que se registró sobre la ciudad causó pequeñas filtraciones de aguas en algunas casas y negocios, lo que generó angustia entre las familias del barrio Paz Barahona. Al igual que los emprendedores, quienes cada vez que el cielo se nubla sobre la ciudad, temen por lo que pueda pasar con sus productos o materiales.
Rubén Milla, vecino de Paz Barahona y propietario de varias tapicerías ubicadas sobre la 13 calle, dijo que él ha sido uno de los afectados por las inundaciones, llegando a perder mucha de su materia primea a causa de estos fenómenos. “Tengo negocios aquí hace más de 50 años, y antes no era así, el problema es que hay mucha basura en las alcantarillas y no hay orden en las construcciones”, refirió el ciudadano.
Son muchas las historias que rodean la 13 calle. La leyenda urbana más popular es que en ese lugar pasaba un río, otros, que era una quebrada, pero ambas versiones han sido ya descartadas incluso por historiadores y según Milla, él tampoco da crédito a estos testimonios, pues desde su experiencia, considera que las construcciones en los alrededores son parte de las culpables de la problemática actual.
Vanessa Reyes, quien tiene un minisuper sobre la 13 calle, 10 avenida de Paz Barahona, dijo que antes de iniciar su emprendimiento, hace unos cuatro años, recibió muchas advertencias de que no lo hiciera, sin embargo, se aventuró y al poco tiempo pagó las consecuencias.
Explicó que para prevenir una situación parecida mandó na construir un muro sobre la acera, pero aún así no es suficiente, pues siempre tiene que colocar sacos con arena para evitar que el agua ingrese a su hogar cada vez que hay una lluvia fuerte.
Obra de mitigación debe ser millonaria
Osman Chávez, ingeniero de infraestructura de la municipalidad, explicó que para acabar con la eterna problemática de la 13 calle, es fundamental la construcción de un colector que evacue el agua que llega a la vía y la lleve hasta la quebrada el Cacao, que está atrás del Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop).
La ejecución del proyecto para la magnitud que representa, es un gran reto para la autoridad que decida desarrollarlo, pues para esto se requiera voluntad política, una inversión que ronda entre los L600 y L800 millones y un enorme tiempo de trabajo.
Chávez manifestó que la alcaldía actual no está en la capacidad financiera para echar andar una obra como esta, por lo que posiblemente en su momento se necesite ayuda del gobierno central. Para el funcionario lo ideal sería aprobar el Plan Maestro de Acuaductos y Alcantarillados, el cual esta retrasado desde hace más de 23 años.
“Actualmente estamos construyendo el un colector que va desde el parque de la colonia Stibys hasta la residencial Casa Maya 3. Se está terminando el de la 27 calle y el próximo año haremos el de Zip Calpules, el de la 33 calle y la Felipe Zelaya”, detalló Chávez.
Agregó que el problema puntual de la 13 calle no es porque en el pasado haya cruzado por ahí una quebrada, es porque desde la parte más alta las aguas lluvias son recogidas por dos colectores de 72 pulgadas, mientras que al llegar a la 13 solo hay uno de 60 pulgadas, por lo que el resto del agua se filtra a la calle.