El padre Marvin Enrique Guerra Portillo recibía la imposición de manos en la catedral metropolitana San Pedro Apóstol y a 55 kilómetros, en Puerto Cortés, sepultaban a su amado abuelo, José Luis Melgar.
Murió de manera natural y la familia jamás imaginó que vivirían sentimientos encontrados. Alegría por el nuevo sacerdote, pero tristeza por la partida del patriarca.
El padre Marvin fue el ordenado escogido para dar las palabras de agradecimiento en representación de los nuevos sacerdotes, Eduardo Enrique Ramírez y Óscar Funes.
En su mensaje dio un agradecimiento especial. “Particularmente quiero dar gracias a Dios por la vida de mi abuelo José Luis, a quien el señor llamó a su presencia y hoy está siendo sepultado su cuerpo”.
Gracias a mi mamá porque con el dolor de la muerte de su padre está acá acompañándome en mi ordenación. “Para vivir hay que morir. Mi abuelo murió y hoy nace un nuevo sacerdote en la familia. Seguro estoy que mi abuelo vive y ya celebra la pascua eterna en el cielo” dijo.
El padre Marvin también habló en nombre de los nuevos sacerdotes recordando las palabras de Benedicto en su primera aparición pública como Papa: “Soy un simple y humilde trabajador de la viña del señor”.
Manifestó que los cristianos en general y los sacerdotes en particular están llamados a entregar la vida por la construcción del reino de Dios que se hace vida en nuestra humanidad.
“El sacerdote da su vida como una ofrenda agradable al padre a ejemplo de Jesucristo, que se entregó por amor en humildad y obediencia, sin buscar protagonismos estériles”.
Hoy la iglesia nos confía la tarea de apacentar y consolar, cuidar, sanar y conducir a la salvación al santo Pueblo de Dios, encargo que asumimos conscientes de nuestras fragilidades, indicó.
El sacerdote reiteró que sus corazones se llenan de un profundo sentimiento de gratitud a Dios por llamarlos a ser sacerdotes, a la iglesia madre y maestra por acogerlos en su seno y al pueblo fiel por el auxilio seguro de sus plegarias y afecto. Agradeció a las familias, feligresía y a sus formadores por el trabajo y el acompañamiento.
El padre Marvin celebrará la primera misa mañana en Cofradía donde su abuelo estaría en primera fila porque era un hombre muy católico, devoto y lleno de fe. Esos principios que ayudaron al ahora sacerdote a buscar su vocación.
Él nació el 26 de septiembre de 1994 en La Virtud, el Merendón. Es hijo de Estefanía Portillo y Eusebio Guerra. Cursó sus estudios primarios y secundarios en Cofradía, Cortés. En el año 2011 ingresó al Seminario Menor Santiago Apóstol de la arquidiócesis de San Pedro Sula.
En el año 2014 ingresó al Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa del cual egresó en el año 2021. Realizó su experiencia pastoral en la parroquia San Juan Bautista de Río Lindo.
Fue ordenado diácono el 18 de febrero del presente año y ejerció su ministerio diaconal en la parroquia Inmaculada Concepción de María de Villanueva, Cortés, acompañado por el padre Zaulo David Zelaya. Es hijo vocacionado de la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Cofradía Cortés donde celebrará la primera misa hoy.