Ataviados con una sotana roja y sobrepelliz blanco ayudan a los sacerdotes, diáconos o al obispo en la misa. Son niños y jóvenes que hacen una gran labor cuando se celebra la eucaristía y también son responsables de llevar los cirios, el misal o el incienso en las procesiones.
Ellos son conocidos como monaguillos, acólitos o servidores del altar. Centenares de niños y jóvenes que hacen esta labor en las parroquias y comunidades del arzobispado de San Pedro Sula se dieron cita para participar en el 13 encuentro arquidiócesis de monaguillos.
El lema fue “Monaguillos en conversión para servirle al señor”. No siempre los monaguillos se convierten en sacerdotes, como la gente piensa, pero muchos sí han dado ese paso.
Además hay niños para también niñas que hacen ese servicio con amor, vocación, dedicación y ayudan a los sacerdotes en sus misas de manera ejemplar.
El padre Fredy Valdivieso responsable de la Comisión de Liturgia encargados de organizar el encuentro explicó que son más de mil monaguillos reunidos de las diversas parroquias y comunidades que participaron en este encuentro.
“Fue una jornada que culminó con la eucaristía. El invitado principal fue el predicador Mateo Guzmán” indicó.
Llamado al servicio
El arzobispo de San Pedro Sula, Miguel Lenihan, dice que los monaguillos son buenos y serviciales. “Hoy nos reunimos y al regreso a su casa díganle a sus padres, gracias, por permitirles participar como acólitos”.
Lenihan resaltó la belleza de una parroquia con muchos monaguillos, jóvenes y niños sirviendo. Los llamó a que no descuiden la oración que oren por los niños y ser solidarios.
Recordó que los acólitos son un semillero de vocaciones, muchas religiosas y sacerdotes sirvieron como monaguillos y por esa razón es importante que los párrocos promuevan esa semilla vocacional.
Por su parte, Mateo Guzmán, expositor en el encuentro arquidiócesis, consideró que es relevante revisar el proceso de conversión. “Una cosa es estar frente al altar y otra dar testimonio fuera. Es un tema que no solo aplica a los monaguillos si no a todos, porque debemos revisar el proceso de conversión y recordar que el llamado que nos hizo el señor ha sido por amor”.