27/04/2024
05:37 AM

Lleva 30 años deleitando con sus pastelitos en una acera de barrio Guamilito

María Antonia Hernández es oriunda de Lempira pero llegó muy joven a San Pedro Sula para ganarse la vida honradamente

San Pedro Sula

María Antonia Hernández (de 71 años) arranca su jornada a las 4:00 am para trasladarse a su puesto de pastelitos de maíz en la 2 calle, 9 avenida de barrio Guamilito.

Durante los últimos 30 años. esta señora ha vendido este platillo en esa esquina contraria a Nova Prisa, y se ha ganado el respeto de miles de sampedranos que en más de una ocasión se han detenido a comprar su platillo insigne.

En la madrugada, luego de hablar con Dios, va al molino para preparar la masa de sus pastelitos de maíz, rellenos con arroz y papa y luego se traslada a su puesto, el cual es sencillo, con unas cuantas mesas de madera, unos bancos, una estufa de gas y un “chimbo”.

Los pastelitos de doña María, una tradición en San Pedro Sula (Fotos)

Entre su clientela figuran hasta empresarios y abogados de los despachos vecinos, los cuales dialogan comúnmente con esta emprendedora.

Doña María recuerda que empezó sus ventas en una casa a unos cuantos metros donde ahora vende.

Doña María y sus populares pasteles forman parte de una tradición en el Barrio Guamilito.

La señora, que pese a su edad tiene gran carisma y vitalidad, eligió vender pastelitos porque había una amiga que vendía las famosas baleadas.

Su esposo la apoyó en parte hasta que murió, hace unos seis años atrás. Con el esfuerzo de su trabajo sacó adelante a sus tres hijos y hoy trabaja impulsada por su disciplina y para costearse parte de sus gastos.

Esta lempireña comparte su férrea fe cristiana católica, y con ayuda de la Parroquia Sagrado Corazón de Las Palmas, y el fruto de su trabajo, pudo construir su “casita”, logro del cual se siente muy orgullosa.

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“Todos los ingredientes son del día, nada es amanecido, y mis clientes dicen que les gusta porque nunca les ha hecho daño”, concluyó con una sonrisa.

Aconsejó a los jóvenes poner interés a los pequeños proyectos, al trabajo, porque muchos quieren empezar con grandes cosas y esa muchas veces no es la ruta para progresar.