Durante los últimos dos meses, don Lisandro Mejía (45 años) encontró en el comedor comunitario un sustento para poder alimentarse luego de haber perdido todo, incluso su trabajo, producto de las inundaciones en el sector de la Rivera Hernández.
Desde entonces, el ciudadano caminó casi todos los días desde el bulevar del este hasta el establecimiento ubicado en un predio frente al centro comercial Nova Prisa para poder obtener el plato de comida que diariamente entregaban en el lugar.
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“Hace 15 días me atropelló un carro viniendo para aquí, pero aún así no dejé de venir porque estoy solo, sin trabajo y sin nada, si no fuera por la bondad de esta gente sería difícil para mí, porque a veces solo hago este tiempo de comida al día. Lástima que ya no van a estar”, expresó Mejía.
Y es que el comedor comunitario finalizó ayer su noble labor en San Pedro Sula tras cuatro meses de haber trabajado todos los días en la preparación y entrega de más de 1,500 platos de comida.
La iniciativa vio la luz el 7 de septiembre gracias a un esfuerzo hecho por Embotelladora de Sula (Emsula), con el propósito de contribuir con las personas más afectadas por la crisis económica derivada de la pandemia y posteriormente a la dejada por las tormentas tropicales.
Las normas de bioseguridad fueron respetadas durante todo su funcionamiento.
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Tras el cierre, ejecutivos de Emsula informaron que un nuevo comedor comunitario comenzará operaciones a mediados de enero en La Lima, siempre con la meta de entregar más de 1,500 platos de comida al día, todo esto con fondos donados por la Multinacional Pepsico, quien de esta forma muestra su solidaridad con Honduras y su confianza en Embotelladora de Sula.