San Pedro Sula, Honduras.
“María Auxiliadora es la victoriosa, por eso le invocamos en tentaciones, en la lucha contra el mal y necesidades para que nos dé la victoria contra la maldad en cualquiera de sus expresiones, no solo personal sino
que dé la victoria en el mundo, en Honduras, a aquellos que luchan por la paz, por la justicia, por una sociedad fraterna, a los que luchan por esos valores, que no permitan que sigan mandando los opresores”, dijo.
La novena y consagración a Santa María Auxiliadora finalizó ayer con cantos y oraciones de ayuda elevadas a la madre del Señor Jesucristo.
La Iglesia Católica y la familia salesiana culminó este periodo de diez días de oraciones y devoción con una santa misa realizada en el Instituto María Auxiliadora, la cual fue oficiada por monseñor Ángel Garachana.
El obispo dijo que en las peores situaciones de la vida como la enfermedad, prueba y necesidad, lo que las personas expresan es “auxilio” porque necesitan ayuda de otros.
En ese sentido, a partir de esa experiencia humana, se da paso a la experiencia religiosa de María como auxiliadora.
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Monseñor dijo que la lucha del bien y el mal continúa presente en el corazón así como en la sociedad y las instituciones, pero en esa lucha aparece la nueva Eva, la victoriosa que auxilia y acompaña a sus hijos en esas batallas para que también ellos sean victoriosos.
| Se abordaron en una santa misa cada día en la capilla del Instituto María Auxiliadora los temas: María, mujer de oración; María, estrella de la esperanza; María, mujer de fe; María, madre del amor; María, mujer que escucha la palabra; María, modelo de mujer.
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Garachana manifestó que María sigue diciendo “hagan lo que mi hijo Jesús les dice”, y que en necesidades grandes o pequeñas se debe invocar como auxiliadora porque al ascender al cielo no se olvida de los que peregrinan en la tierra entre luchas y dificultades.
“No se ha ido para desentenderse, sino que como madre está más atenta a sus hijos, continúa estando con el corazón de madre más cercana a nosotros”. Finalizó afirmando que al experimentar el auxilio de María sus hijos se deben convertir en auxiliadores para los demás.
