Mientras cinco militares hondureños permanecen en una casa situada en el centro de la aldea San José Olosingo en Cololaca, Lempira, habitantes de las comunidades cercanas transitan tranquilamente por un puente de hamaca sobre el río Sumpul, que divide a Honduras y El Salvador.
A lo largo del todo el río hay cientos de puntos ciegos por donde cualquier salvadoreño puede ingresar a Honduras. Los habitantes que no huyen de ninguna autoridad circulan entre ambos países por fines comerciales.
El ingreso es a través de dos puentes hamacas ubicados en la frontera, también hay una plataforma de concreto con unos pedazos de alambre de púas para evitar el paso de vehículos. “Antes de que (Nayib) Bukele comenzara a capturar a los pandilleros, acá todo mundo pasaba en carros, motos y camiones por el puente”, comentó uno de los pobladores de San José Olosingo.
Agregó que el comercio en camiones y carros pick up (paila) era más fluido, pues se podían llevar y traer productos, entonces hay más movimiento y dinero en la zona.
El habitante confirmó que a veces están los militares en puntos fijos de los puentes de hamaca y para evitar el paso de vehículos por el puente de concreto pusieron los alambres de púas. Aunque cualquiera los puede quitar, la gente de la comunidad respeta.
Para cruzar de Olosingo a Petapa ilegalmente también está el extenso río Sumpul, que divide Honduras y El Salvador, donde se ubican pasos accesibles a pie y en vehículos de doble tracción.
1. Los militares han cerrado el paso para vehículos en algunos tramos, pues antes, según los pobladores, el comercio entre ambos países era muy activo.
2. El largo recorrido por montañas que lleva al río Sumpul hace difícil el trayecto para llegar de forma ilegal a la frontera si no tienen logística.
3. Pequeños grupos de militares custodian por horas algunos puntos ciegos de las fronteras entre Honduras y El Salvador para evitar el paso de pandilleros.
Para llegar a San José Olosingo se recorren alrededor de tres horas desde el desvío de San Marcos, Ocotepeque, y algunos de los habitantes de aldeas cercanas dicen haber escuchado que esas zonas son utilizadas por pandilleros salvadoreños para huir de ese país, aunque afirman no haber visto a ningún sospechoso.
Sobre la carretera que conduce a La Virtud, Lempira, se encuentra el desvío a Santa José Olosingo, recorrido que se hace por calles de terracería y desde lo alto de las montañas se divisa el río Sumpul.
Después del largo recorrido se logra llegar al poblado donde sus habitantes se dedican en su mayoría a la ganadería y se respira la tranquilidad.
Un equipo de LA PRENSA Premium llegó hasta los puntos fronterizos con El Salvador y logró pasar por el puente de hamaca que divide a las dos comunidades.
“Aquí hay militares que pasan patrullando por algunos puntos”, comentó una pobladora de Petapa, quien señaló la zona donde pasaba el grupo de soldados.
El equipo se dirigió a los lugares señalados, pero no estaban los militares asignados, por lo que se decidió buscarlos en la casa que habitan en el centro del pueblo.
Dentro de la vivienda solo había dos soldados que estaban descansando y al dialogar con ellos indicaron que el grupo asignado estaba en otra zona vacunándose contra el covid-19 y no podían brindar más información.
“Durante el día a veces patrullan, pero uno busca la forma de pasar a Honduras a comprar algunos productos lácteos”, indicó otra de las habitantes que caminaba por una de las calles.
Petapa es una comunidad pequeña; muchos de los parientes de los pobladores están en Estados Unidos y han ayudado a construir sus viviendas y mejorado la comunidad.
Luciano Melgar, poblador de San José Olosingo, manifestó que a diario muchas personas circulan entre ambos países, pero no han sospechado de que hayan miembros de la Mara Salvatrucha y Barrio 18 cruzando la zona.
“Tienen espacio para hacerlo por toda la ribera del río, pero tendrán que cruzar montañas si lo hacen a pie y la carretera principal está muy lejos”, relató.Agregó que entre los habitantes no se incomodan que los salvadoreños pasen para territorio hondureño, pues ellos también lo hacen.“Con la seguridad contra el paso de los pandilleros, no creemos que vengan a estas zonas, pero siempre hay presencia militar”, dijo Melgar.
Militares
En el lado de Honduras hay cinco militares asignados que pertenecen al 17 batallón de Gracias, Lempira.La mayor parte del tiempo hacen sus patrullajes en horas de la noche, por dos puentes de hamaca y una plataforma de concreto, así como por algunas zonas de las orillas del río Sumpul.
Otras de las zonas donde hay puntos ciegos para pasar a El Salvador es la comunidad de Los Limones, la cual está ubicada a una hora en vehículo por las montañas desde Olosingo.No obstante, solo se puede transitar en vehículos de doble tracción, pues desde las montañas hay que descender al río Sumpul, por donde se pasa tranquilamente.
Habitantes de las cercanías de la comunidad de Los Limones dijeron que a veces ven patrullas de la Policía Nacional que suben a las montañas a vigilar las zonas, pero no lo hacen frecuentemente.
Para los habitantes de las comunidad de San José Olosingo, Los Limones y La Virtud en Lempira estas son las zonas más difíciles para que miembros de maras y pandillas puedan ingresar a Honduras, pues requieren de vehículos y transitar de tres a cuatro horas por las montañas.
Expresaron que los recorridos que tienen que hacer desde El Salvador para llegar a esas zonas también son difíciles y en ese país observan que hay más presencia de militares.
Por ahora en esas comunidades no han tenido necesidad de alarmar a los pobladores, pero aducen que no se han descuidado ante la llegada de extraños.