Benita Ramírez, referente de la ICW: "Un diagnostico de VIH no es signo de muerte"

Desde el impacto inicial del diagnóstico hasta su labor como defensora de los derechos de las mujeres con VIH, Ramírez sostiene que la clave está en visibilizar la enfermedad, educar a la sociedad y fortalecer redes de apoyo

Benita Ramírez, referente de la ICW: Un diagnostico de VIH no es signo de muerte
  • 27 de agosto de 2025 a las 00:00 /
Tegucigalpa, Honduras.

Benita Ramírez, referente hondureña de la Comunidad Internacional de Mujeres que Viven con VIH/Sida (ICW, por sus siglas en inglés), compartió su experiencia de más de 20 años viviendo con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), desafiando prejuicios y estigmas que aún persisten en la sociedad hondureña.

A través de su testimonio, la líder garífuna contó a LA PRENSA Premium cómo la discriminación y la desinformación siguen siendo obstáculos más letales que el propio virus, y cómo el acompañamiento, la resiliencia y el empoderamiento pueden transformar vidas. A continuación la entrevista.

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¿Cómo fue el momento en que se enteró de su diagnóstico y qué sintió en ese instante?

Fue como un valde de agua fría que me cayó encima, sin saber cómo hacer, en qué momento tengo que aceptar un diagnóstico sin ser una persona promiscua, ni trabajadora de sexo. Fue muy difícil. El VIH no tocó mi puerta ni pidió permiso, solo entró y ya tengo 20 años de estar con esta condición.

¿Qué fue lo más difícil de aceptar al principio y cómo logró sobreponerse a esa etapa?

Muchas veces hay personas que le extienden la mano a uno y hay personas que no. Yo pude asimilar mi diagnóstico con el apoyo de la doctora Xiomara Bu, quien me abrió las puertas de Forosida y también con la licenciada Ana Cruz de Calidad de Vida, ahí yo empecé a asimilarlo, cuando estaba en medio de otras personas que tenían el diagnóstico también.

Lo importante es que los familiares de uno lo acepten a uno porque la sociedad nos señala sin saber, nadie quisiera tener un diagnóstico de VIH a pesar de que a estas alturas hay muchas personas con VIH. Tener VIH es una nueva etapa en la vida de uno, depende de cómo uno lo asimila.

En Honduras todavía existen muchos prejuicios en torno al VIH, ¿qué experiencias de discriminación ha vivido y cómo las enfrentó?

Yo no he sufrido discriminación. Hubo un momento en que las amistades se dieron cuenta de mi diagnóstico y me preguntaron que si era cierto que era una mujer con VIH y yo les dije que sí y que si solo por ser una mujer con VIH van a dejar de ser mis amigas, entonces no puedo esperar nada más, lo que a mí me importa es que mi familia me acepte tal como soy. No lo sentí como discriminación, sino aprendizaje para mí.

¿Qué la motiva a seguir adelante cada día pese a los obstáculos que implica vivir con VIH?

Me motiva estar con vida. Tengo tres motivaciones: mis hijos, mis nietos y también replicar mi aprendizaje con aquellas mujeres que también pueden salir de ese aislamiento y discriminación que en algún momento -pueden vivir-. Me motiva dejar un legado, dejar esa huella.

¿Qué la inspiró a involucrarse en ICW y convertirse en una voz referente para otras mujeres que viven con VIH?

Mi mentora para estar en eso fue la doctora Xiomara Bu, ella me dio la confianza de decirme 'Tú puedes'. Así fui empezando a empoderarme en estos 20 años. Son años de desafíos, principalmente cuando una mujer quiere visibilizar a otras mujeres.

¿Cómo es un día normal en su vida y qué cambios ha tenido que hacer para cuidar su salud y bienestar?

He cambiado muchas cosas, lo que hacía antes de trasnochar, de estar en la calle, tomarme mis cervecitas, todo eso ha cambiado y yo creo que para bien. Una de las cosas que cambió mucho en mi vida es conocer la palabra de Dios, eso me alejó de muchas cosas que me dañaba.

Si pudiera hablar con la Benita del pasado, justo cuando recibió el diagnóstico, ¿qué palabras de aliento le daría?

Le diría que siguiera perseverando, porque en la perseverancia se encuentran desafíos y limitantes, quizás en aquellos tiempos Benita del pasado era más vulnerable, que aun ahora estaría vulnerable por ser una mujer con VIH, entonces sería triplemente discriminada, pero estoy con la frente en alto, ahora soy una nueva Benita, la del pasado quedó atrás.

¿Qué sueña para sí misma y para otras mujeres que atraviesan la misma situación?

Mi sueño cuando tuve el diagnóstico era de seguir mis estudios, graduarme en una licenciatura en Psicología Infantil, pero Benita tuvo otro sueño y se graduó de la universidad en una licenciatura de Gerente y Desarrollo Social, porque Benita creyó que no todo está acabo con un diagnóstico. Ese es el mensaje que les doy las mujeres, que no se queden ahí, no importa si solo primer grado han sacado, pueden seguir adelante.

¿Qué quisiera decirle a las personas que todavía guardan silencio frente a la realidad del VIH en Honduras?

Yo les diría que se autovaloren, que un diagnostico no es signo de muerte y tampoco es para que nos avergoncemos. El VIH no fue invitado a nuestras vidas, sino que entró como un ladrón, entonces eso le digo a las mujeres, que continúen, que alcen la voz. Ya basta de estar en silencio y de recibir violaciones a nuestros derechos, no es posible que a estas alturas sigamos calladas. No tenemos en la frente un cartel del VIH, además, el VIH no mata, lo que mata es la estigma y discriminación que la sociedad tiene.

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Artículo elaborado por el equipo periodístico de Diario LA PRENSA.