Un mayor crecimiento económico repercute, como cualquier economista lo sabe, en un mayor bienestar para la población; sin embargo, no basta desearlo para lograrlo. Son necesarias una serie de condiciones que, más allá de ideologías y partidos, se deben alcanzar.
La desaceleración de la economía norteamericana ha reducido el crecimiento en casi todos los países subdesarrollados; sin embargo, China, a pesar del estancamiento de Estados Unidos, creció en el 2007 a niveles superiores al 11 por ciento; Chile, 5.9 por ciento, y Brasil, 4.4 por ciento, mientras México sólo lo hizo en un 3.2 por ciento. ¿Por qué?
La causa fundamental es que no hemos generado la suficiente inversión privada, pública y extranjera para sostener mayores niveles de crecimiento. El requisito indispensable para crecer más es mayor inversión, y ésta no puede lograrse mientras exista la imposibilidad de dotar a México de una infraestructura jurídica más competitiva; para lo cual, más allá de revanchismos políticos y posturas ideológicas, son necesarias reformas en el aspecto laboral, fiscal y energético que nos permitan ser más productivos y competitivos internacionalmente.
En muchos países los partidos de izquierda, de centro y de derecha, como los casos de Chile o Brasil, discuten sobre programas gubernamentales, pero están de acuerdo sobre la constante modernización del entorno jurídico para incentivar mayores inversiones nacionales y atraer a los extranjeros. El año pasado, por primera vez y a pesar de nuestra cercanía con Estados Unidos y el Tratado de Libre Comercio, Brasil nos superó en inversión extranjera; la causa es que las reformas que en México todavía bloquea la izquierda ya se hicieron en Brasil por gobiernos izquierdistas.
Es una incongruencia que por un lado, personajes y partidos políticos que se dicen de izquierda se opongan a la modernización de la legislación energética, laboral y fiscal y, por otro, pidan o exijan mayores crecimientos económicos. El Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo, Pronafide, recientemente anunciado, deja claro que para lograr crecimientos mayores al 5 por ciento es necesario aprobar, entre otras, la reforma energética, tan vapuleada por la oposición radical.